lunes, 9 de abril de 2018

ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR

z_catacumba_priscila_maddona



El Espíritu y el Verbo

El Ángel es el mensajero de Dios Padre. Es su voz y su palabra, antes de que llegue hasta nosotros el Hijo, su Verbo hecho carne.
El Espíritu está presente. Con frecuencia, para indicar esta presencia de Dios desde la parte superior del icono se hace ver un semicírculo del que se desprende un rayo de luz que va directamente a posarse sobre la Virgen. En el rayo de luz a la altura de la Virgen se arremolina en un círculo la luz y dentro de ella aparece, diminuta y blanca, una paloma. Es el Espíritu Santo.
Así se pinta también la paloma del Espíritu en las escenas del Bautismo de Jesús o en alguna escena primitiva de Pentecostés. El Espíritu aletea al principio de la creación, revuela ahora, en la nueva creación, sobre María, tierra nueva y jardín sellado, para fecundarla con su amor. El Espíritu Santo es la sombra que cubre a María, es la gloria que manifiesta la presencia de Yahvé en su templo y en la tienda. Se posa cerca de la Virgen en espera de su respuesta libre. Cuando ella dice sí, desciende sobre ella y la fecunda de una manera virginal y divina. El Santo, bueno y vivificante Espíritu es principio de vida. Es Señor y da la vida, confesamos con la Iglesia en el Credo. Es amor y manifiesta el amor trinitario; une el cielo y la tierra, fecunda la carne virgen de la Esposa, María.
El Verbo, el Hijo del Padre, está todavía invisible. Pero algún icono, con atrevimiento original de ese artista que pintó el icono de la Anunciación de Ustiuj, ya pone en el seno de la Madre, bien visible, la silueta del hijo que ha tomado carne en sus entrañas.
De esta forma, a las palabras finales del episodio de Lucas, siguen las del prólogo de Juan: “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. Palabras que tienen –en el testimonio de Juan- una inagotable resonancia mariana, como el estremecimiento de aquella tienda que acogió la llegada del Verbo, impulsada por el viento impetuoso de su venida celestial, como aquella carne que se abrió amorosamente para dar cabida al Verbo y para ofrecerle su propia humanidad al Hijo de Dios.


 AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

AL VERBO HECHO CARNE
ORACIÓN ESCRITA 14 DEL 10 DEL 2010
Oremos:
Al Sagrado Corazón de Jesús traspasado:
A su divina Sangre derramada por nuestros pecados,
Consagro mis días de tribulación y luchas por un mundo
Sano y en paz.
En tu Evangelio: Palabra y Verdad, a los tibios, Tú
los rechazas.
Diste tu vida de Calvario y Cruz por todos nosotros, dejaste
 tu Iglesia y en ella el fuego del Espíritu Santo.
Grabaste en nuestros corazones la capacidad de unirnos a tu
Causa: Respetar al Padre, su Ley, Perfección y Divinidad.
Señor tú conoces mi pobreza intelectual; dame sabiduría para
no cometer errores, pon la fuerza de tu amor y luz en mi intelecto.
Todo cristiano bautizado tiene la obligación de  brillar como
antorcha encendida en la noche, porque de Ti recibimos esa luz,
 Tenemos la obligación de hacer oír Tu Evangelio, Palabra y Verdad,
con amor, convicción y gratitud.
Nos enseñaste amar al Padre sobre todas las cosas y a nuestro prójimo;
que deberíamos defender, la justicia y la verdad.
No podemos permanecer callados, adormecidos debemos
despertar para ser luz en la tinieblas, calor y fuego recibidos de Ti, ir en busca de la paz y la felicidad, perdida.
…”Lectura del Libro de Timoteo C 4,  V 1-2,3-5
Te conjuro en presencia de Dios y de Cristo Jesús que ha de
Venir a juzgar a vivos y muertos, por su Manifestación
Y por su Reino.
Proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo,
reprende, amenaza y exhorta con toda paciencia y doctrina.
Porque vendrá  un tiempo en que los hombres no soportarán
la doctrina sana, sino que arrastrados por sus propias pasiones,
se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades;
apartaran sus oídos de la verdad y se volverán a las fabulas.
Tú en cambio pórtate en todo con prudencia, soporta los sufrimientos,
Realiza la función de Evangelizador, desempeña a la perfección
Tu ministerio…”

No hay comentarios:

Publicar un comentario