Domingo de Ramos
Entrada triunfal de
Jesús
En Jerusalén y
Anuncio de su Pasión
|
Domingo 9 de Abril principio de la Semana Santa.
Oración escrita 1 de
abril 2010 hora 22
Al Señor Cristo Jesús
“Eucaristía”
Señor como expresar tu secreto si eres ciencia de perfecto Amor.
Como explicar el todo de tu existir y poder definir el calor que
emite
el puso de tú Corazón viviente y eterno.
Cómo explicar la luz que das, convirtiéndose en un sinfín de
fuerzas,
Transformándose en blancos oleajes que purifican el alma, que
sincera se abre al contacto de unión con tu Santo Espíritu.
Vienes a nosotros en acto de piedad y amor en la Sagrada Eucaristía
para alimentarnos.
Es allí cuando recibimos la gracia de esos días de gloria que
prometiste
en la última cena al entregarnos en las especies de pan y vino tu
Sagrado Cuerpo.
Te diste todo, padeciendo calvario, Cruz y muerte por la salvación
de toda la humanidad respondiendo al pedido del Padre Celestial.
Te unes en cada uno de nosotros en perfecta comunión con el fin de
sanar
los padecimientos que corroen el cuerpo, alma, corazón, espíritu e
intelecto.
Continuas dándote en cada sacrificio Eucarístico en la Santa Misa, es
cuando los hijos que te amamos experimentamos; Tú Fuerza poderosa y real, experimentando la transformación del
alma y espíritu que se preparan para el momento de recibirte.
Nos impregnamos de Tu mansedumbre y bondad las cuales nos marcan a
fuego el principio que nos unen a Ti en la presencia viva de tu Evangelio, Palabra
y Verdad.
Quiero mi amado Señor preparar
mi espíritu en esta Semana Santa para vivir junto a Ti el misterio del Verbo hecho carne, “el Dios Hijo” que nos une
en alianza eterna a toda la humanidad, con el dueño de la Creación hecho en Ti
uno: El Padre Eterno
Amén
Esta oración se la envié el
27 de marzo 2010; informando que sería publicada en el diario local el 1 de
Abril: a, Madre Angélica, Hermanas Clarisas, Hermanos Misioneros Franciscanos
de la Palabra Eterna e integrantes de EWTN :hoy la Madre, está habitando la Mansión del Padre, oró
pidiéndole que rece desde allí conmigo que presente
esta humilde oración al Amado Señor Jesús.
Recordando el
amor que había a pesar de la distancia: ella en Estados Unidos y yo aquí Argentina, era su seguidora en los videos evangelizadores,mi respeto y admiración mientras a su sabiduría y carismas.
REDACCIÓN CENTRAL, 07 Abr. 17 / 10:32 pm (ACI).- El Domingo de Ramos se celebra este 9 de abril y marcará el inicio de Semana Santa conmemorando no uno sino dos acontecimientos muy significativos en la vida de Cristo.
Aquí las 9 cosas que necesita saber sobre esta fecha.
1. Este día se llama “Domingo de Ramos” o “Domingo de Pasión”
El primer nombre proviene del hecho que se conmemora la entrada
triunfal de Jesús en Jerusalén, cuando la multitud lo recibió con hojas de
palma (Juan 12:13).
El segundo nombre proviene del relato de la Pasión que se lee en
este domingo. Porque de no ser así no se leería en un domingo, ya que en el
próximo la lectura tratará sobre la Resurrección.
Según el documento del Vaticano “Carta circular sobre la preparación y la celebración de
las fiestas pascuales” (Carta de fiestas pascuales) de 1988, el
Domingo de Ramos “comprende a la vez el presagio del triunfo real de Cristo y
el anuncio de la Pasión”. “La relación entre los dos aspectos del misterio
pascual se han de evidenciar en la celebración en la catequesis del día”.
La procesión puede tener lugar solo una vez, antes de la Misa.
Puede realizarse el sábado o domingo.
“La entrada del Señor en Jerusalén, ya desde antiguo, se
conmemora con una procesión, en la cual los cristianos celebran el
acontecimiento, imitando las aclamaciones y gestos, que hicieron los niños
hebreos cuando salieron al encuentro del Señor, cantando el fervoroso
‘Hossana’”, detalla la Carta de fiestas pascuales.
3. Se pueden portar palmas u otros tipos de plantas en la
procesión
No es necesario utilizar hojas de palma en la procesión, porque se pueden
utilizar otros tipos de plantas locales como el olivo, sauce, abeto o de otros
árboles.
Según el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia: “A
los fieles les gusta conservar en sus hogares, y a veces en el lugar de
trabajo, los ramos de olivo o de otros árboles, que han sido bendecidos y
llevados en la procesión”.
4. Los fieles deben ser instruidos sobre la celebración
Según el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia “los
fieles deben ser instruidos sobre el significado de esta celebración para que
puedan captar su significado”.
“Debe recordarse oportunamente que lo importante es la
participación en la procesión y no solo en la obtención de hojas de palma o de
olivo”, que tampoco deben mantenerse “como amuletos, ni por razones terapéuticas
o mágicas para disipar los malos espíritus o para evitar el daño que causan en
los campos o en los hogares”.
5. Jesús reclama el derecho de los reyes en la entrada triunfal
a Jerusalén
El Papa Emérito Benedicto XVI explica
en su libro “Jesús de Nazaret: desde la entrada en Jerusalén a la resurrección”
que Jesucristo reclamó el derecho de los reyes, conocido a lo largo de la
antigüedad, de demandar modos de transporte particulares.
El uso de un animal (el burro) en el que nadie se había sentado
aún es un indicador más del derecho de la realeza. Jesús quería que su camino y
su accionar sean entendidos en términos de las promesas del Antiguo Testamento
cumplidas en su persona.
“Al mismo tiempo, a través de este anclaje del texto en Zacarías
9:9, una exégesis ‘fanática’ del reino está excluida: Jesús no está
construyendo sobre la violencia; no está instigando una revuelta militar contra
Roma. Su poder es de otro tipo: es en la pobreza y la paz de Dios, que
identifica el único poder que puede redimir”, detalla en su libro
6. Los peregrinos reconocieron a Jesús como su rey mesiánico
Benedicto XVI también señala que el hecho de que los peregrinos
coloquen sus mantos en el suelo para Jesús camine por encima también “pertenece
a la tradición de la realeza israelita (2 Reyes 9:13)”.
“Lo que hacen los discípulos es un gesto de entronización en la
tradición de la monarquía davídica (del Rey David) y apunta a la esperanza
mesiánica que surgió a partir de ésta”, indica el texto.
Los peregrinos, prosigue, “sacan ramas de los árboles y gritan
versos del Salmo 118, palabras de bendición de la liturgia de los peregrinos de
Israel que en sus labios se convierten en una proclamación mesiánica:
“¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito sea el reino
de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en lo más alto!” (Mc 11: 9-10, ver
Sal 118: 26)”.
7. “Hossana” es un grito de júbilo y una oración profética
En el tiempo de Jesús esta palabra tenía matices mesiánicos. En
la aclamación de Hosanna se expresan las emociones de los peregrinos que
acompañan a Jesús y a sus discípulos: la alabanza alegre a Dios en el momento
de la entrada procesional, la esperanza de que la hora del Mesías había llegado.
Al mismo tiempo era una oración que indicaba que el reinado
davídico, y por lo tanto el reinado de Dios sobre Israel, sería restablecido.
8. La multitud que aplaudió la llegada de Jesús no es la misma
que exigió su crucifixión
En su libro, Benedicto XVI argumenta que en los tres evangelios
sinópticos, así como en San Juan, se deja claro que quienes lo aplaudieron a
Jesús en su entrada a Jerusalén no fueron sus habitantes, sino las multitudes
que lo acompañaban e ingresaron a la Ciudad Santa con él.
Este punto se hace más claramente en el relato de Mateo a través
del pasaje que sigue al Hosanna dirigido a Jesús: “Cuando entró en Jerusalén,
toda la ciudad se agitó diciendo: ¿Quién es este? Y las multitudes decían: Este
es el profeta Jesús de Nazaret de Galilea” (Mt 21, 10-11).
La gente había oído hablar del profeta de Nazaret, pero no
parecía tener ninguna importancia para Jerusalén, y la gente allí no lo
conocía.
9. El relato de la Pasión goza de una especial solemnidad en la
liturgia
Así lo afirma la Carta de fiestas pascuales en el numeral 33:
“Es aconsejable que se mantenga la tradición en el modo de
cantarla o leerla, es decir, que sean tres personas que hagan las veces de
Cristo, del narrador y del pueblo. La Pasión ha de ser proclamada ya por
diáconos o presbíteros, ya, en su defecto, por lectores, en cuyo caso, la parte
correspondiente a Cristo se reserva al sacerdote.
Para la proclamación de la Pasión no se llevan ni luces ni
incienso, ni se hace al principio el saludo al pueblo como de ordinario para el
Evangelio, ni se signa el libro. Tan solo los diáconos piden la bendición al
sacerdote.
Para el bien espiritual de los fieles conviene que se lea por
entero la narración de la Pasión, y que no se omitan las lecturas que la
preceden”.
Traducido y adaptado
por Diego López Marina. Publicado originalmente en National Catholic Register
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