jueves, 25 de octubre de 2018

ORACIÓN PIDIENDO PAZ


             ORACIÓN y testimonio

PIDIENDO PAZ
Oremos:
Inicio esta oración pidiendo paz por los hermanos argentinos.
Implorando:
No hacer el juego a los violentos activos, ni tampoco  a
 los violentos intelectuales pasivos.
Acabo de escuchar a una activista de izquierda que es parte del pañuelo verde.
Criticando a los sindicalistas por no sumarse a la protesta de ayer  por la ley de presupuesto
el no haber movilizado gente; y que fueron los infiltrados los violentos.
Lo que más me duele más allá de las peleas  internas; intereses personales
e internacionales creando un clima de dolor para los que miramos azorados ayer
a  políticos y ciudadanos manifestarse con comportamientos bochornosos.
Son las políticas injustas que  dañan a todos los argentinos por errores cometidos.
El hacer ver, derechos y reclamos son atendibles y reales. Pero “no” a la violencia.
Muchos somos los que estamos también en contra pero si usamos la razón sabemos que
 tenemos el voto para expresarnos, sin tener que romper, ni lastimar a nadie
Esta Señora una activista de izquierda estuvo  en un canal dijo  hablando
contra los sindicalistas diciendo:
 estuvieron en Lujan “¡con la Virgen de la Policía,!” como si la Virgen fuera representante
de alguna ideología o partido político, no podía entender hasta donde llega la ignorancia meterse
y criticar a la Virgen, “No se equivoquen señores y señoras “midan sus palabras
Digo: ellos siempre hablan de represión, ¡porque ellos son los justos y buenos!
 Son los piden leyes que van contra la vida humana, vida de los más vulnerables e  inocente  los
que no puede defenderse, exigen una ley de genero donde perturban   la  inocencia y naturaleza de
miles de niños.
Escribo como siempre pidiéndole a Dios les llegue la luz y puedan ver la Verdad.
Este mundo desordenado, por los hombres, produciendo causa y efecto  lo vemos en la reacción de
 la naturaleza que permanentemente  manifiesta la agresión que recibe; por haber elegido vivir en tinieblas y maldad
Señor ayuda a tus hijos orantes.
Perla.

domingo, 21 de octubre de 2018

FIESTA SAN JUAN PABLO II

22 de octubre: Celebramos la fiesta de San Juan Pablo II, el Papa de la familia

Redacción ACI Prensa/EWTN Noticias

22 de octubre: Celebramos la fiesta de San Juan Pablo II, el Papa de la familia


Hoy la Iglesia Católica celebra la fiesta de San Juan Pablo II, el Papa peregrino que viajó por el mundo y que resaltó que "el matrimonio y la familia cristiana edifican la Iglesia. Los hijos son fruto precioso del matrimonio".
Karol Jósef Wojtyla, más conocido como San Juan Pablo II, nació en Wadowice (Polonia) en 1920. El día que recibió la primera comunión le fue impuesto el escapulario y desde entonces lo llevó consigo como muestra de amor a la Virgen.
Tuvo una juventud muy dura por el ambiente de odio y destrucción de la Segunda Guerra Mundial con la invasión nazi, pero su fe lo llevó a ingresar al seminario de manera clandestina. Es ordenado sacerdote en 1946 y Obispo polaco en 1958, en el que escoge su lema oficial “Totus Tuus” (todo tuyo), en honor a María Santísima.
En el Concilio Vaticano II fue importante su colaboración en las constituciones dogmáticas “Gaudium et Spes” y “Lumen Gentium”. Luego sería nombrado Arzobispo Metropolitano de Cracovia y posteriormente fue creado Cardenal por el ahora Beato Papa Pablo VI.
Entre los servicios que promovía estaban la rama pastoral para los sordomudos y ciegos, el Instituto de familia y el programa “S.O.S. Cardenal Wojtyla” para ayudar a mamás solteras que deseaban abortar.
A la muerte de Juan Pablo I, en 1978, es elegido Sumo Pontífice y toma el nombre de Juan Pablo II. Permaneció como sucesor de San Pedro por más de 26 años, realizando 104 viajes apostólicos fuera de Italia y 146 en ese país.
Impulsó las Jornadas Mundiales de la Juventud en las que se reunió con millones de jóvenes de todo el mundo e inauguró los Encuentros Mundiales de las Familias.
Partió a la Casa del Padre en el 2005. Fue beatificado por el Papa Benedicto XVI y canonizado en abril de 2014 por el Papa Francisco, quien en la ceremonia de canonización dijo: “San Juan Pablo II fue el Papa de la familia. Él mismo, una vez, dijo que así le habría gustado ser recordado, como el Papa de la familia”.
CONTEMPLACIÓN:
Cuanto amor diste;no solo a los católicos,
sino a toda la humanidad.
te decimos,cuanto necesitamos de tu intercesión desde el cielo.
Atacan ofenden permanentemente, a Cristo y su a Iglesia, al Santo
 Padre Francisco. hay enemigos dentro y fuera de ella que quieren 
cambiar  temas claros que el Señor estableciera y que  todo seguidor
 fiel, debe cumplir con humildad y no querer modificar reglas 
claras,  solo  por personalismos egoístas.
Estos tiempos son de lucha espiritual, Tú la padeciste y conoces:
Definiríamos, esta situación como lo fue desde  los comienzos
 del cristianismo,la persecución y el odio a Cristo, y a sus hijos
 herederos solo por hacer el bien;amar a Dios y respetar  el orden 
establecido que da luz y paz al alma y al corazón,
Él,  Dios; es el único dueño de la vida y toda existencia en la tierra,
quien debemos amar y serle fiel, porque lo da todo sin pedir nada a 
cambio, solo el orden para vivir en paz.
No alcanzarían, las hojas para escribir los millones de pedidos
para que los anuncies acompañados de  tu presencia Santa, al Señor .
Hay una sola expresión transformada el grito que sale del alma.
Que la humanidad vuelva a Dios, se convierta, para volver a la libertad
y felicidad.
San Juan Pablo ll ruega por nosotros.
Perla

sábado, 20 de octubre de 2018

ESPÍRITU SANTO







                                Espíritu santo




oremos:

Oh Espíritu Santo, dador de Vida que haces las cosas perfectas,
que conduces el universo y ordenas lo infinito.
Tu eres la Sabiduría y Ciencia que marcas el movimiento de toda existencia.
Tu eres el poder del Sol  que ilumina  comanda y dirige el bien que sale de la
 Mano del Todopoderoso nuestro Creador, para dar Vida en la tierra a toda criatura.
Mucho es el daño que te infieren los hombres y mujeres de este mundo, y de esta Nación, por
  ignorancia, sin medir consecuencias que recaerá sobre todos aquellos que dañan tu
investidura: esto permanece escrito cumpliéndose desde el comienzo de los tiempos, en las Sagradas Escrituras.
Diciendo así: todo pecado hasta el más aberrante será perdonado, pero  la blasfemias y ofensas al Espíritu Santo. ”No”.
La liviandad del comportamiento errado no les permite ver el mal que producen, porque están enceguecidos por el odio y la violencia pasiva  o activa,
Observamos que están yendo muy lejos, más de lo imaginable, provocando a quien todo lo Es, y todo lo Hace;
esto asusta al creyente  humilde que observa espantado y dolorido porque en nuestro corazón está grabado el final y será, el  Juicio tan  esperado.
Espíritu Santo Tú  todo lo ves; dice la Palabra: ni la caída de un cabello de la cabeza se te pasa por alto,
miras y contemplas en silencio los pasos del  cómplice, de los que creen que te han derrotado, acompañando las
 directivas de satanás poniendo en acción, el mal reavivando el espíritu  de Caín primer homicida, trayendolo a estos tiempos.
Espíritu Santo, Luz y Perfección, el compromiso de tus hijos católicos cristianos es y será: continuaremos en oración,entrega, fidelidad y alabanzas:
A tu Gloria Eterna; aunque los enemigos alzados hieran, lastimen y destruyan.
Oh Santo Espíritu:
No separes tus Ojos, míranos porque permanecemos en vela diciendo:
Bendito y alabado sea Tu Hijo, en el Santísimo Sacramento del Altar.
 Bendito en cada Sagrario del mundo donde permanece su Espíritu Vivo alimentando el alma del creyente,esperando  Su tan ansiada Venida;
 Decisión que solo de Ti depende ; Alianza prometida que sellara los tiempos de Primavera  perfumada, anunciada: El volver al Orden establecido a la Justicia, Libertad, Amor y Paz.
Amén
Perla.

miércoles, 17 de octubre de 2018

SOLEMNIDAD DE SAN IGNACIO DE ANTIOQUIA


Obispo y Mártir
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Martirologio Romano: Memoria de san Ignacio, obispo y mártir, discípulo del apóstol san Juan y segundo sucesor de san Pedro en la sede de Antioquía, que en tiempo del emperador Trajano fue condenado al suplicio de las fieras y trasladado a Roma, donde consumó su glorioso martirio. Durante el viaje, mientras experimentaba la ferocidad de sus centinelas, semejante a la de los leopardos, escribió siete cartas dirigidas a diversas Iglesias, en las cuales exhortaba a los hermanos a servir a Dios unidos con el propio obispo, y a que no le impidiesen poder ser inmolado como víctima por Cristo. ( c.107)
Breve Biografía

Las puertas se abren lentamente. Cuerpos como fantasmas caminan en la arena. Entornan los ojos que acostumbrados a vivir en las sombras de las mazmorras, reciben de golpe la luz del sol. El clamor de la multitud termina por despertarlos. Avanzan sin rumbo fijo, algunos cogidos de las manos, otros solos y tristes con los ojos reflejando pavor y desconcierto. Suenan las trompetas. Ruidos de cadenas se oyen por todas partes y del centro de la tierra emergen fieras sedientas de sangre: panteras, leones africanos, hienas. ¡La fiesta ha comenzado! Es el Circo Máximo que ofrece a los romanos el espectáculo de ver morir a cientos, quizás miles de cristianos, testigos de su fe en Cristo. Son los tiempos del emperador Trajano, allá por los años 98 a 117 de nuestra era en donde ser cristiano implicaba dar la propia vida.

Charcos de sangre inundan el lugar, miembros despedazados y descuartizados por todas partes, algún quejido lastimero y doliente de alguno que ha sobrevivido. La noche ha llegado y cobija los pinos y cipreses de las colinas romanas. Y entre los lamentos y quejidos se oyen vibrar las palabras de un anciano, muerto y despedazado por un león. Son palabras que han quedado grabadas en los corazones de sus fieles, allá en la lejana Antioquia. Es Ignacio, el segundo sucesor de Pedro como obispo de Antioquia. "Por favor, hermanos, no me privéis de esta vida, no queráis que muera... dejad que pueda contemplar la luz; entonces seré hombre en pleno sentido. Permitid que imite la pasión de mi Dios."
"Soy trigo de Cristo y quiero ser molido por los dientes de las fieras para convertirme en pan sabroso a mi Señor Jesucristo. Animad a las bestias para que sean mi sepulcro, para que no dejen nada de mi cuerpo, para que cuando esté muerto, no sea gravoso a nadie […]. Si no quieren atacarme, yo las obligaré. Os pido perdón. Sé lo que me conviene. Ahora comienzo a ser discípulo. Que ninguna cosa visible o invisible me impida llegar a Jesucristo […]. Poneos de mi lado y del lado de Dios. No llevéis en vuestros labios el nombre de Jesucristo y deseos mundanos en el corazón. Aún cuando yo mismo, ya entre vosotros os implorara vuestra ayuda, no me escuchéis, sino creed lo que os digo por carta. Os escribo lleno de vida, pero con anhelos de morir". Son palabras de la epístola que este apasionado y valeroso atleta de Cristo, Padre Apostólico, discípulo de los apóstoles san Juan y san Pablo, sospechando el glorioso fin que le aguardaba, dirigió a los cristianos de Roma. Y ciertamente fue condenado por el emperador Trajano a morir en el circo bajo las fauces de las fieras.
Ignacio de Antioquia sabía que la verdadera vida, era aquella que le esperaba después de la muerte, en donde podría contemplar cara a cara el rostro de Cristo, "dejad que pueda contemplar la luz". Él sabía que para llegar a contemplar esa luz era necesario ser testigo de la luz en este mundo sin importar las pruebas y los sufrimientos que fueran necesarios. Pruebas y sufrimientos que llevó dignamente pues los soldados no tuvieron piedad de él durante su largo y penoso viaje de Antioquia a Roma. Pruebas y sufrimiento que cristalizaron con el derramamiento de su sangre y al que él veía como algo necesario: "soy trigo de Cristo, deberé ser triturado por los dientes de las bestias para convertirme en pan puro y santo".

Su vida

Los datos conocidos de su vida arrancan del momento en que los apóstoles Pedro y Pablo lo designaron sucesor de Evodio (que dejó este mundo hacia el año 69 d.C.) para ocupar como obispo la sede de Antioquia. Ésta era entonces una ciudad populosa, de gran importancia dentro del Imperio Romano, mosaico de creencias y vía de paso de gran atractivo para muchas personas. Los que se fueron afincando, en su mayoría procedentes de diversos puntos, habían dejado allí su impronta. Greco-paganos, judeocristianos helenistas, judíos ortodoxos, entre otros, junto a la nutrida comunidad cristiana conformaban el paisaje social de este núcleo gordiano "de las Iglesias de la gentilidad", con el que tuvo que lidiar san Ignacio. Y no le resultó fácil, como se percibe en sus ímprobos esfuerzos y llamamientos a la unidad.

Fue un pastor excepcional. Transmitió con fidelidad la doctrina heredada de los primeros apóstoles y defendió bravamente la fe contra herejías como el docetismo. En las siete epístolas que dirigió a las distintas Iglesias (algunas redactadas mientras viajaba para ser martirizado), no dejó de exhortar a los cristianos a dar la vida por Cristo, a ser fieles a las enseñanzas recibidas, a mantenerse firmes frente a los que pretendían socavarlas, así como a vivir la caridad y unidad entre todos. Cuando supieron que había sido hecho prisionero y viajaba para ser ajusticiado, como tantos mártires, iban saliéndole al encuentro (entre otros, san Policarpo); él los bendecía con paternal ternura, orando por ellos y por la Iglesia. Eusebio de Cesarea, al historiar ese momento, haciéndose eco del discurrir de Ignacio, puso de manifiesto el ardor apostólico del santo que no perdía ocasión para dar a conocer a Cristo. En las ciudades que atravesó se ocupó de fortalecer a los fieles recordándoles el mensaje evangélico, animándoles a vivir la santidad. Tras de sí dejaba la huella de la unidad entre las Iglesias, después de haber alertado contra las herejías que irrumpían con fuerza buscando la confusión y la ruptura con el magisterio eclesial que de ellas se deriva.

Particularmente relevante fue su paso por Esmirna, sede de san Policarpo, que había bebido las fuentes primigenias del cristianismo de manos de san Juan. El edificante y rico legado de san Ignacio que amasó en ese lugar, además de las bendiciones que su presencia proporcionó a los cristianos de la ciudad, ha llegado a nuestros días. Se compone de una serie de cartas dirigidas a sus hermanos de Éfeso, Magnesia, Trales y Roma, a través de las cuales dejaba oír la poderosa voz de la fe que inundaba sus entrañas. A la comunidad romana le había dicho: "Trigo soy de Dios, molido por los dientes de las fieras, y convertido en pan puro de Cristo". No finalizó con estas misivas su encendida catequesis. En Tróada, su siguiente escala, escribió a la comunidad de Filadelfia, a la de Esmirna, y a Policarpo. En estos textos vivos, pujantes de gozo –porque sabía que iba camino de su martirio y ansiaba derramar su sangre por Cristo, ya que de este modo se abrazaría a Él por toda la eternidad–, se percibe cuánto le urgía dejar bien sentadas las bases de la comunión apostólica, recordando las claves del seguimiento, coronadas siempre por la caridad.

La lucha, el esfuerzo, la entrega incesante, la fraternidad, el espíritu de familia, el ir todos a una, y ponerse a merced unos de otros, siempre mirando a quien presidía la comunidad, sin celos, rivalidades y envidias, alumbraron a los fieles a quienes las dirigió y a las sucesivas generaciones. El potente eco de su voz se abre paso en nuestras vidas y nos insta a seguir el camino hasta el fin, recordándonos el valor de la gracia que recibimos cuando nos afiliamos a la Iglesia: "¡Vuestro bautismo ha de permanecer como vuestra armadura, la fe como un yelmo, la caridad como una lanza, la paciencia como un arsenal de todas las armas!".

El 20 de diciembre del año 107, aunque este extremo no está confirmado, compareció ante el prefecto. Fue un trámite fugaz, inútil, ya que todo estaba decidido de antemano, y sin dilación fue conducido al anfiteatro Flavio. Allí unos leones dieron fin a su vida. Las Actas de los mártires reflejan este cruento sacrificio del gran prelado de Antioquia, cuyo sobrenombre de "Theophoros" (portador de Dios) sintetiza el acontecer de ese testigo de Cristo que derramó su sangre por Él. Había sido el primero en denominar "católica" a la Iglesia, en utilizar la palabra "Eucaristía" refiriéndose al Santísimo Sacramento, y en escribir sobre el parto virginal de María. Ha dejado obras excepcionales mostrando que la doctrina eclesial procede de Cristo por medio de los apóstoles. Sus restos fueron llevados a Antioquia.

El martirio de hoy

Un martirio nada lejano a nosotros en los que hoy en día se nos pide a los católicos ser mártires incruentos, es decir mártires que no derraman su sangre física, sino la sangre de la fidelidad a los mandamientos de la Iglesia. Es el martirio de la vida diaria, de los que como Ignacio proclaman con su ejemplo cotidiano que "no es justo hacer lo que la ley de Dios califica como mal para sacar de ello algún bien". De aquellos que aman tanto a Cristo y a la Iglesia "que respetan sus mandamientos, incluso en las circunstancias más graves y prefieren la propia muerte antes de traicionar esos mandamientos". (Cfr. Veritatis Splendor n. 90-91)

Son los mártires que en silencio saben ser católicos hasta las últimas consecuencias: la esposa que ante el "horror" de comunicar al marido que ha quedado embarazada nuevamente en circunstancias económicas desfavorables, saber ser valiente y consecuente con su realidad de católica y nunca piensa en el aborto como la medida "más fácil y segura" para no tener problemas con el marido. Jóvenes que llevan una vida impecable de castidad y pureza, guardando sus cuerpos limpios hasta el matrimonio, "sufriendo" el martirio de la presión avasallante de los medios de comunicación y los amigos que invitan al sexo como a una diversión y pasatiempo "seguros, sin consecuencias graves". Hombres de empresa y obreros que ante la posibilidad de hacer un negocio "no tan limpio" o "hacerle una pequeña trampa al patrón" prefieren seguir con orgullo y con la frente en alto aquel mandamiento que para muchos es viejo y anticuado: "no matarás". Y así tenemos un ejemplo, una fila interminable de mártires del siglo XXI que se presentan todos los días como san Ignacio de Antioquía, ante las nuevas fieras del Circo Máximo y que escuchan también todos los días, las palabras que escuchó san Ignacio con el último rugido del león: "Venid a mí, bendito de mi Padre... hoy estarás conmigo en el Paraíso".


Contemplación:
Cuando recibí, el mensaje del ángel sobre estos tres Santos,
diciéndome:
Que ellos serían mis protectores.
No conocía a San Ignacio de Antioquia, me conmoví y me
pregunte qué relación ¿y porque deberían ser estos tres Santos
mis protectores.?
Creo que debe ser por los momentos difíciles que atravesaba y la entrega incondicional;
 a Jesús el Señor y a la Virgen Dolorosa,
Eran momentos de mucho dolor y soledad, que solo se aliviaban cundo buscaba
respuestas en la Palabra de las Sagradas Escrituras al quedarme  sin 
director espiritual  tenía que si o si buscar la Verdad y encontrar la paz.
Crecí espiritualmente rezando mucho con ellos y pidiéndoles protección en
momentos de peligro y de muerte.
Hoy imploro a San Ignacio de Antioquia, me ayude a encontrar la luz y entrega
esa entrega que lo animaron, a seguir a Cristo hasta el final, en oración y fidelidad.
Que así sea
Perla





lunes, 15 de octubre de 2018

SOLEMNIDAD DE SANTA TERESA DE AVILA

                                                 OREMOS:
                                              SALVEMOS LAS ALMAS; BUSQUEMOS
                                                     LA LUZ; ENCONTRAREMOS LA PAZ
                                                                                                                 PERLA



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domingo, 14 de octubre de 2018

SOLEMNIDAD DE SANTA MARGARITA ALACOQUE

                                  REZAR ESTA ORACIÓN:  OCTUBRE DÍA 14-15- 16
                                                                              
                                                                           

                                                                 
                                                              
                                                                                                  
A ella debemos la devoción universal al Sagrado Corazón de Jesús. Se origina en sus visiones, de las que obtuvo la gracia en el siglo XVII en Paray-le-Monial, Francia. Una mirada retrospectiva a la historia de esta santa excepcional y a los mensajes que recibió de Jesús mismo.

¿Quién es Santa Margarita María Alacoque?

Margarita Alacoque fue una joven piadosa nacida en 1647 de Verosvres, distrito de Charolais, Francia. Desde muy joven, prometió consagrar su pureza a la Santísima Virgen. Un día, al caer gravemente enferma, mantuvo este voto rezando a la madre de Dios para que la sanara y así poderse ponerse el hábito de religiosa. Esto mismo hizo cuando entró en el monasterio de la Visitación de Santa María de Paray-le-Monial en 1671. Aquí es donde su vida de joven devota se vería trastornada: iba a convertirse en mensajera de Cristo.

¿Qué mensaje recibe?

En 1673, el Sagrado Corazón de Jesús se le apareció por primera vez. Tuvo el gran privilegio de contemplarlo tres veces más. Sin embargo solo se cuentan tres “grandes apariciones” con los tres mensajes que se dieron en esta ocasión:
1ª aparición: Jesús, conservando a Margarita María durante largos momentos contra su pecho, le hizo descubrir “las maravillas de Su amor”. Sumergiendo el corazón de Margarita María en el Suyo propio, encendió en ella la ardiente pasión de la caridad hacia las almas que salvar.
2ª aparición: Jesús se le apareció, ardiente como un sol, llorando la ingratitud de los hombres tras los dolores sufridos por ellos. Entonces pidió dos actos de reparación hacia su divino Corazón: la comunión cada primer viernes de mes, y la hora de adoración cada jueves por la tarde, en memoria de su agonía en el Getsemaní.
3ª aparición: los mismos dolores que se evocaron durante la segunda aparición:
“He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombre y que no ha ahorrado nada hasta el extremo de agotarse y consumirse para testimoniarles su amor. Y, en compensación, solo recibe, de la mayoría de ellos, ingratitudes por medio de sus irreverencias y sacrilegios, así como por las frialdades y menosprecios que tienen para conmigo en este Sacramento de amor. Pero lo que más me duele es que se porten así los corazones que se me han consagrado”.
Jesús pide entonces instaurar una fiesta para su Sagrado Corazón, algo que extendió Pío IX por toda la Iglesia católica, en 1856. Esta festividad tiene por objetivo reparar las ofensas cometidas contra la santa Eucaristía y el Sagrado Corazón.

Las promesas de Jesús

A quienes sigan estas recomendaciones y esta devoción de los jueves y del primer viernes del mes, Jesús promete muchas gracias:
  1. Les daré todas las gracias necesarias en su estado.
  2. Llevaré la paz a sus familias.
  3. Los consolaré en todas sus penas.
  4. Seré su refugio asegurado durante toda su vida y especialmente en la muerte.
  5. Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus iniciativas.
  6. Los pecadores encontrarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de misericordia.
  7. Las almas tibias se volverán fervientes.
  8. Las almas fervientes se elevarán a una gran perfección.
  9. Incluso bendeciré las casas donde la imagen de mi Corazón se exhiba y se honre.
  10. Daré a los sacerdotes el talento para conmover los corazones más endurecidos.
  11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán sus nombres escritos en mi Corazón y nunca serán borrados.
  12. Os prometo, en el exceso de la misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso concederá a todos quienes reciban la comunión el primer viernes, y nueve veces más, la gracia de la penitencia final, que no morirán en mi desgracia ni sin recibir los sacramentos, y que mi Corazón será su refugio seguro en su última hora.


SANTA MISA : EL SANTO PADRE FRANCISCO CANONIZO A 7 NUEVOS SANTOS

Papa Francisco canonizó a Pablo VI, Monseñor Romero y otros cinco nuevos santos:

Fachada de la Basílica de San Pedro con los retratos oficiales de los nuevos santos - Foto: Daniel Ibáñez (ACI Prensa)




Asimismo, para la Eucaristía, el Papa Francisco usará el cáliz de Pablo VI.
En la Misa también estuvieron presentes las siguientes reliquias: la camiseta que usó Pablo VI en el atentado que sufrió en Filipinas y que está manchada de sangre, fragmentos óseos de Mons. Romero, Francesco Spinelli, Vincenzo Romano, Nunzio Sulprizio y María Caterina Kasper, y un mechón de cabello de Nazaria Ignacia March Mesa.
SANTA MISA
HOMILÍA:
La segunda lectura nos ha dicho que «la palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo» (Hb 4,12). Es así: la palabra de Dios no es un conjunto de verdades o una edificante narración espiritual; no, es palabra viva, que toca la vida, que la transforma. Allí, Jesús en persona, que es la palabra viva de Dios, nos habla al corazón
El Evangelio, en particular, nos invita a encontrarnos con el Señor, siguiendo el ejemplo de ese «uno» que «se le acercó corriendo» (cf. Mc 10,17). Podemos identificarnos con ese hombre, del que no se dice el nombre en el texto, como para sugerir que puede representar a cada uno de nosotros. Le pregunta a Jesús cómo «heredar la vida eterna» (v. 17). Él pide la vida para siempre, la vida en plenitud: ¿quién de nosotros no la querría? Pero, vemos que la pide como una herencia para poseer, como un bien que hay que obtener, que ha de conquistarse con las propias fuerzas. De hecho, para conseguir este bien ha observado los mandamientos desde la infancia y para lograr el objetivo está dispuesto a observar otros mandamientos; por esto pregunta: «¿Qué debo hacer para heredar?».
La respuesta de Jesús lo desconcierta. El Señor pone su mirada en él y lo ama (cf. v. 21). Jesús cambia la perspectiva: de los preceptos observados para obtener recompensas al amor gratuito y total. Aquella persona hablaba en términos de oferta y demanda, Jesús le propone una historia de amor. Le pide que pase de la observancia de las leyes al don de sí mismo, de hacer por sí mismo a estar con él. Y le hace una propuesta de vida «tajante»: «Vende lo que tienes, dáselo a los pobres […] y luego ven y sígueme» (v. 21). Jesús también te dice a ti: «Ven, sígueme». Ven: no estés quieto, porque para ser de Jesús no es suficiente con no hacer nada malo. Sígueme: no vayas detrás de Jesús solo cuando te apetezca, sino búscalo cada día; no te conformes con observar los preceptos, con dar un poco de limosna y decir algunas oraciones: encuentra en él al Dios que siempre te ama, el sentido de tu vida, la fuerza para entregarte.
Jesús sigue diciendo: «Vende lo que tienes y dáselo a los pobres». El Señor no hace teorías sobre la pobreza y la riqueza, sino que va directo a la vida. Él te pide que dejes lo que paraliza el corazón, que te vacíes de bienes para dejarle espacio a él, único bien. Verdaderamente, no se puede seguir a Jesús cuando se está lastrado por las cosas. Porque, si el corazón está lleno de bienes, no habrá espacio para el Señor, que se convertirá en una cosa más. Por eso la riqueza es peligrosa y –dice Jesús–, dificulta incluso la salvación. No porque Dios sea severo, ¡no! El problema está en nosotros: el tener demasiado, el querer demasiado sofoca nuestro corazón y nos hace incapaces de amar. De ahí que san Pablo recuerde que «el amor al dinero es la raíz de todos los males» (1 Tm 6,10). Lo vemos: donde el dinero se pone en el centro, no hay lugar para Dios y tampoco para el hombre.
Jesús es radical. Él lo da todo y lo pide todo: da un amor total y pide un corazón indiviso.  También hoy se nos da como pan vivo; ¿podemos darle a cambio las migajas? A él, que se hizo siervo nuestro hasta el punto de ir a la cruz por nosotros, no podemos responderle solo con la observancia de algún precepto. A él, que nos ofrece la vida eterna, no podemos darle un poco de tiempo sobrante. Jesús no se conforma con un «porcentaje de amor»: no podemos amarlo al veinte, al cincuenta o al sesenta por ciento. O todo o nada.
Queridos hermanos y hermanas, nuestro corazón es como un imán: se deja atraer por el amor, pero solo se adhiere por un lado y debe elegir entre amar a Dios o amar las riquezas del mundo (cf. Mt 6,24); vivir para amar o vivir para sí mismo (cf. Mc 8,35). Preguntémonos de qué lado estamos. Preguntémonos cómo va nuestra historia de amor con Dios. ¿Nos conformamos con cumplir algunos preceptos o seguimos a Jesús como enamorados, realmente dispuestos a dejar algo para él? Jesús nos pregunta a cada uno personalmente, y a todos como Iglesia en camino: ¿somos una Iglesia que solo predica buenos preceptos o una Iglesia-esposa, que por su Señor se lanza a amar? ¿Lo seguimos de verdad o volvemos sobre los pasos del mundo, como aquel personaje del Evangelio? En resumen, ¿nos basta Jesús o buscamos las seguridades del mundo? Pidamos la gracia de saber dejar por amor del Señor: dejar las riquezas, la nostalgia de los puestos y el poder, las estructuras que ya no son adecuadas para el anuncio del Evangelio, los lastres que entorpecen la misión, los lazos que nos atan al mundo. Sin un salto hacia adelante en el amor, nuestra vida y nuestra Iglesia se enferman de «autocomplacencia egocéntrica» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 95): se busca la alegría en cualquier placer pasajero, se recluye en la murmuración estéril, se acomoda a la monotonía de una vida cristiana sin ímpetu, en la que un poco de narcisismo cubre la tristeza de sentirse imperfecto.
Así sucedió para ese hombre, que –cuenta el Evangelio– «se marchó triste» (v. 22). Se había aferrado a los preceptos y a sus muchos bienes, no había dado su corazón. Y aunque se encontró con Jesús y recibió su mirada amorosa, se fue triste. La tristeza es la prueba del amor inacabado. Es el signo de un corazón tibio. En cambio, un corazón desprendido de los bienes, que ama libremente al Señor, difunde siempre la alegría, esa alegría tan necesaria hoy. El santo Papa Pablo VI escribió: «Es precisamente en medio de sus dificultades cuando nuestros contemporáneos tienen necesidad de conocer la alegría, de escuchar su canto» (Exhort. ap. Gaudete in Domino, 9). Jesús nos invita hoy a regresar a las fuentes de la alegría, que son el encuentro con él, la valiente decisión de arriesgarnos a seguirlo, el placer de dejar algo para abrazar su camino. Los santos han recorrido este camino.
Pablo VI lo hizo, siguiendo el ejemplo del apóstol del que tomó su nombre. Al igual que él, gastó su vida por el Evangelio de Cristo, atravesando nuevas fronteras y convirtiéndose en su testigo con el anuncio y el diálogo, profeta de una Iglesia extrovertida que mira a los lejanos y cuida de los pobres. Pablo VI, aun en medio de dificultades e incomprensiones, testimonió de una manera apasionada la belleza y la alegría de seguir totalmente a Jesús. También hoy nos exhorta, junto con el Concilio del que fue sabio timonel, a vivir nuestra vocación común: la vocación universal a la santidad. No a medias, sino a la santidad. Es hermoso que junto a él y a los demás santos y santas de hoy, se encuentre Monseñor Romero, quien dejó la seguridad del mundo, incluso su propia incolumidad, para entregar su vida según el Evangelio, cercano a los pobres y a su gente, con el corazón magnetizado por Jesús y sus hermanos. Lo mismo puede decirse de Francisco Spinelli, de Vicente Romano, de María Catalina Kasper, de Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús y también nuestro joven abruzzese-napolitano, Nunzio Sulprizio: el santo joven, valiente, humilde que supo encontrar a Jesús en el sufrimiento, en el silencio y en el ofrecimiento de sí mismo. Todos estos santos, en diferentes contextos, han traducido con la vida la Palabra de hoy, sin tibieza, sin cálculos, con el ardor de arriesgar y de dejar. Que el Señor nos ayude a imitar su ejemplo.

sábado, 13 de octubre de 2018

SOLEMNIDAD DE Ntra SEÑORA DE FATIMA "101 AÑOS" DE SU APARICIÓN

                   FATIMA PORTUGAL; OCTUBRE 12 Y 13 DE 2018
ANIVERSARIO A 101 AÑOS DE SU APARICIÓN:
PROCESIÓN, NOCHE DE VIGILIA,
SANTA MISA: am 5,30 argentina
BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO SACRAMENTO

                          
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Contemplación:
Amada Madre, ayer viví la procesión de la velas.
 Toda la noche fue de oración, a las 5,30 A.M.
Santa Misa y bendición con el Santísimo Sacramento.
hasta 8,30 A.N ,estuve cansada pero feliz.
Me decía al ver tanta multitud venerándote, me preguntaba,
Necesitamos de esta fuerza, de este amor y unidad.
Los católicos  deberíamos vivir así  continuar en oración velas
encendidas, vigilia; Santa Misa Adoración y bendición con el 
Santísimo Sacramento;
en todo el mundo en todas las diócesis una vez al mes.
Estar contigo la Madre, Señora Vestida de sol en oración fecunda
pidiendo volver; a la paz y la luz.
Sería maravilloso aunque estemos con sueño y cansancio.
Después dormimos unas horas y nos levantaríamos revitalizados.
Para continuar.
Hay muchas otras culturas religiosas que lo hacen y nosotros  ¿porque No?
Bueno , vuelvo a la realidad: y aunque haya sido solo por hoy desde
Portugal Fátima al cumplirse 101 de tu aparición sentimos tu poder de protección.
esperamos el anuncio, desde el Cielo.
Ya vendrán días de gozo, estoy convencida que toda la humanidad vivirá
estos momentos.
Que así sea

Perla
"No encontré la homilía para publicar solo esta en vídeo"

Estos son los 7 beatos que serán declarados santos el domingo