miércoles, 9 de marzo de 2011

ADORACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR Y DEMÁS ORACIONES DETALLADAS POR ORDEN

ADORACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR.
JESÚS EUCARISTÍA.
SEÑOR JESÚS , ERES EL PAN BAJADO DEL CIELO.
PERMANECES , EN NOSOTROS Y CON NOSOTROS ,HOY Y EN LA ETERNIDAD

 Jesús mio,te adoro en el Sacramento de Tú amor.
Te adoro en todos los Sagrarios del mundo.
Te adoro, sobre todo , en donde estás más abandonado y eres ofendido.
Te ofrezco todos los actos de adoración que has recibido desde la institución de este sacramento y recibirás hasta el fin de los siglos.
Te ofrezco principalmente las adoraciones de tu Santa Madre , de San José  y de las almas más enamoradas de la Santa Eucaristía.
ACTO DE FE : Jesús mío creo en Ti ,que eres Hijo de Dios vivo que has venido a salvarnos.
Creo que estás presente en el Sacramento de Altar.
Creo que por amor estás en todos los Sagrarios del mundo,noche y día.
Creo que bendices a los que te visitan y escuchas los ruegos de quien se acerca a Ti.
Creo que eres el viático de los moribundos que te aman, para llevarlos al cielo.
Creo en Ti , y creo por los que no creen.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos . Amén         

…….” Lectura del Santo Evangelio según San Juan: (C 16  V 16 -17-18-19-20 -22-26-27)

“Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver*”
Entonces algunos de los discípulos comentaron entre sí “¿ Qué es eso que nos dice: Dentro de poco ya no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver’ y ‘Me voy al Padre ‘? “. Y decían: “¿ Qué es ese poco’*? No sabemos lo que quiere decir.” Se dio cuenta Jesús de que querían preguntarle y les dijo: “¿ Andáis preguntándoos acerca de lo que he dicho:’Dentro de poco no me veréis y dentro de poco me volveréis a ver?
En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará.
Estaréis tristes,
Pero vuestra tristeza se convertirá en gozo *.
También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar.
Aquel día pediréis en mi nombre y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros,
Pues el Padre mismo os quiere, porque me queréis a mí y creéis que salí de Dios.
Palabra de Dios 

PLANTIFICACIÓN DE ORACIONES POR ORDEN:
EL ANUNCIO DEL ÁNGEL DEL SEÑOR
MARÍA REINA DE LA PAZ
ORANDO EL SANTO ROSARIO CON MARÍA REINA DE LA PAZ
UNIENDO EL CIELO Y LA TIERRA 
CON LOS SANTOS PADRES JUAN PABLO ll -BENEDICTO XVl -EWTN
DIRECCIÓN ESPIRITUAL  BEATO PADRE PÍO.
PALABRAS DE JUAN PABLO ll.
ORACIÓN POR LA PAZ  9/-3/ -011 / 21 HORAS
ORANDO CON EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS.
ORACIÓN CON SANTA MARGARITA LACOQUE
PALABRAS DE LA BEATA MADRE TERESA.
ORACIÓN PEDIR LAS TRES ROSAS DE: SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS.
ORACIÓN DE SAN JOSÉ : EN EL MES DE SAN JOSÉ.
MENSAJE DE LA VIRGEN DEL ROSARIO DE SAN NICOLÁS.
ORACIÓN ROSARIO ETERNO CON  EWTN CANAL CATÓLICO.
ORACIÓN SAN MIGUEL ARCÁNGEL.
ORACIÓN SAN BENITO ABAD.    
ORACIÓN DE SAN FRANCISCO DE ASÍS.
MENSAJE DE CUARESMA DEL; SANTO PADRE BENEDICTO XVl
ACTO CONVERSIÓN CUARESMAL :CARDENAL JORGE BERGOGLIO.
bendiciones
"SEÑOR PERMÍTEME BESAR LA PLANTA DE TUS PÍES"  



San Gabriel Arcangel


TE ALABAMOS Y GLORIFICAMOS, SEÑOR DIOS PADRE TODO PODEROSO, CREADOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA.
EN EL ESPÍRITU SANTO Y EL SEÑOR CRISTO JESÚS.
QUE ASÍ SEA.
                                  

VIRGEN MARÍA REINA DE LA PAZ                                      
"Amada Madre Reina de la Paz"
Tus hijos  imploramos tu dulce presencia.
Protégenos y ámanos
INTENCIONES
MADRE REZAMOS EL SANTO ROSARIO ETERNO,
CONTIGO
JUNTO A ;LOS HERMANOS DE EWTN
LOS  SANTOS PADRES.
POR LA PAZ   Y  EL AMOR ENTRE LOS
HOMBRES .
POR UN MUNDO MAS JUSTO Y ENTREGADO A DIOS.
 POR LA PALABRA Y VERDAD DE NUESTRO
SEÑOR JESUCRISTO
QUE ASÍ SEA

LUNES 8 DE MARZO 12 HORAS



                                     
   
                                                                               
LAS DOS ROSAS DE ORO REGALO :UNA A NUESTRA MADRE EN LUJAN DE QUIEN FUERA NUESTRO SANTO PADRE: JUAN PABLO ll
                                                      Y A NUESTRA SEÑORA  DE FATIMA EL SANTO PADRE   BENEDICTO XVl .      


                                                                                       




"AMADA MADRE DE NUESTRO SEÑOR".
CON CORAZÓN LLENO DE AMOR UNIMOS," EL CIELO Y LA TIERRA."
"ORANDO EL SANTO ROSARIO."
EN REPARACIÓN POR LAS OFENSAS QUE RECIBE EL SEÑOR FUERA Y DENTRO DE SU IGLESIA.
PARA QUE SU JUSTICIA, PALABRA Y VERDAD  CONTINÚE SIENDO EL FARO QUE ILUMINA AL MUNDO ;Y TAMBIÉN A SUS  ENEMIGOS .
ÉL NOS ENSEÑO  AMAR A NUESTROS ENEMIGOS.
SON LOS QUE AYER Y HOY NO;
 COMPRENDEN  SU EVANGELIO,
DE AMOR Y PAZ.
DECIMOS:
CRISTO EN NOSOTROS Y NOSOTROS EN ÉL
QUE ASÍ SEA
Perla
PADRE PÍO DIRECTOR ESPIRITUAL DE ESTE BLOG         
A las almas que él dirigía, les dio una regla de cinco puntos:
                      
                                                                                                   
                                                     
 1. Confesión semanal     
2. Comunión diaria
3. Lecturas espirituales
4. Examen de conciencia cada noche
5. Oración mental dos veces al día
En cuanto al rezo del Rosario, decía que era muy necesario, :
“La confesión es el baño del alma, uno debe hacerlo por lo menos una vez a la semana. No quiero que las almas permanezcan sin confesarse más de una semana. Incluso una habitación vacía y desocupada se empolva, vayan cada semana ¡y verán que necesitan desempolvarse de nuevo!”
A aquellos quienes se consideraban indignos de recibir la santa Comunión, les respondió:
“Es muy cierto, no somos dignos de tal regalo. Sin embargo, una cosa es aproximarse al Santísimo Sacramento en estado de pecado mortal, y otra muy diferente, considerarse indigno. Todos somos indignos, pero es Él quien nos invita, es Él quien lo desea. Seamos humildes y recibámoslo con el corazón contrito y lleno de amor.”
Palabras de Juan Pablo ll "ORACIÓN DE CUARESMA"
Padre nuestro, que estas en
el Cielo , durante esta época 
QUE TU MANTO DE LUZ, CUBRA MI NACIÓN
de arrepentimiento , ten mi-     
sericordia de nosotros. Con
nuestra oración,nuestro ayuno
y nuestras buenas obras,trans-
forma nuestro egoísmo en
generosidad.
Abre nuestros corazones a tu
Palabra,sana nuestras heridas
del pecado, ayúdanos a hacer
el bien en este mundo.
Que transformemos la oscuridad
y el dolor en vida y alegría.
Concédenos estas cosas por 
Nuestro Señor Jesucristo
Amén
Juan Pablo ll   
                                                      

VEN,VEN,VEN ESPÍRITU

                                             SANTO Y ENVÍA DESDE EL CIELO UN RAYO DE TU LUZ                                



ORACION POR LA PAZ

 
ORACION POR LA PAZ
Juan Pablo II


Oh, Dios, Creador del universo,
que extiendes tu preocupación paternal sobre cada criatura y que guías los eventos de la historia a la meta de la salvación;
reconocemos tu amor paternal
que a pesar de la resistencia de la humanidad
y, en un mundo dividido por la disputa y la discordia,  Tú nos haces preparar para la reconciliación.
Renueva en nosotros las maravillas de tu misericordia; envía tu Espíritu sobre nosotros,
para que él pueda obrar en la intimidad de nuestros corazones; para que los enemigos puedan empezar a dialogar;  para que los adversarios puedan estrecharse las manos;
y para que las personas puedan
encontrar entre sí la armonía.
Para que todos puedan comprometerse
en la búsqueda sincera por la verdadera paz;
para que se eliminen todas las disputas,
para que la caridad supere el odio,
para que el perdón venza el deseo de venganza.

(Día Mundial por la Paz, 1 de enero  2011



SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
                                                                       
                                            

                                                                 

                                    EN VOS CONFÍO
    ORACIÓN  AL: "SAGRADO CORAZÓN"
Sagrado Corazón de Jesús, toma a este mi pobre corazón y enciende en él  el fuego de tu amor ,para trasmitírselos a mis hermanos católicos. Señor no permitas que el mal siga avanzando ,dañándonos como pueblo en sus orígenes religiosos ,culturales y demás.
 Este país abrió sus puertas al inmigrante y a todo credo religioso; pero debemos reconocer nuestra esencia religiosa, ella  se encuentra en nuestra Constitución Nacional y debemos respetarla.
A los legisladores que promulgan quitar a nuestra Madre del corazón argentino les digo se equivocan esta vez ;en paz y con la luz del cielo defenderemos nuestros derechos religiosos como pueblo .
 Estaremos acompañados con la luz del cielo y en paz.
La Virgen Santísima  es la Patrona de este país desde sus comienzos como Nación por eso está en el lugar que se encuentra. Ella acompañó a nuestros próceres en su fe religiosa  ayudándonos a ser  Nación. ¿Y ustedes quieren con una ley   vaciar nuestra fe e identidad religiosa ?.
 Por favor Señor ayúdanos .Estamos empantanados. Ven y envíanos Tu luz ;solo el cielo puede manifestarse en nuestra ayuda, en luz y en  paz.
Que así sea




Oración a santa Margarita Alacoque



PALABRAS BEATA MADRE TERESA

Lo primero que debemos
expresar los unos a los       
otros es algo del mismo
amor de Dios, de su
preocupación y su ternura.
Cuando los demás no ven,
 deberían decir :Miren cómo 
 se aman. 
Madre Teresa

Santa Teresita del Niño
 

SAN JOSÉ
 


MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA DE ROSARIO DE SAN NICOLÁS:
En San Nicolás de los Arroyos el 9 de marzo 1985: Dijo la Virgen:Hijos :No paséis de largo frente a una Iglesia ,deteneos.
Yo , que os envío hacia mi hijo,también os invito a que os acerquéis a Su mesa,que comáis de Su Alimento y saldréis con el espíritu lleno de gozo.
Es una gran verdad que la Vida, depende del Señor y que en el Señor la encontraréis.
Alabado sea
                       ORAMOS CON EWTN CANAL CATÓLICO
DAMOS GRACIAS AL ESPÍRITU SANTO
POR ILUMINAR A MADRE ANGÉLICA
Y A ELLA POR TODO SU AMOR Y ENTREGA.

SANTO ROSARIO ETERNO
ROSARIO BENDITO DE MARÍA CADENA DULCE QUE NOS UNE A DIOS"

ORA ;TEN FE Y NO TE PREOCUPES...Padre PÍO 

                            Miercoles 9 de Marzo" Misterios Gloriosos"
                       

"CADA CORAZÓN CRISTIANO ,EN PULSO DE CREACIÓN ESPERA Y AMA"
"SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN VOS CONFÍO".
"INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA SED LA SALVACIÓN DEL ALMA MÍA"



                            Nos amparamos bajo tu protección, oh San Benito, no desprecies nuestras súplicas en todas nuestras necesidades,tribulaciones y ven en nuestra ayuda en la lucha contra el enemigo maligno y ayúdanos a alcanzar, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, la vida eterna.
oremos:
omnipotente y eterno Dios que has
 honrado a tu amado San Benito
con el don de tu gran amor,
para que vengan hacia ti innumerables
almas,humildemente te suplicamos,
 por sus méritos,que inflames y consumas,
nuestros corazones con el fuego de tu amor;
Por Jesucristo nuestro Señor.
Que así sea

ORACIÓN A LA CRUZ DE SAN BENITO ABAD

La Santa cruz sera mi luz
No sera el demonio mi guía        
¡Apartate,Satanás!
no me sugerirás cosas vanas,
maldad es lo que me brindas,
bebe tu mismo , tu veneno

Oración de san Francisco de Asís

Señor,
haz de mi un instrumento de Tu paz;
San Francisco
ilumina a los
jóvenes de hoy por
el camino de la
Verdad que conducen 
al Señor Jesucristo
donde haya odio, ponga yo Tu amor;
donde haya ofensa, ponga perdón;
donde haya discordia, ponga armonía;
donde haya error, ponga verdad;
donde haya duda, ponga fe;
donde haya desesperación, ponga esperanza;
donde haya tinieblas,ponga la luz; 
donde haya tristeza, ponga alegría.
Oh Maestro 
que yo no busque tanto ser consolado,
como consolar:
ser comprendido como comprender:
ser amado, como amar.
Porque 
dando se recibe;
olvidándose, se encuentra;
perdonando,se alcanza el perdón;
muriendo se resucita a la vida eterna.
muriendo se resucita a la vida eterna


Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la Cuaresma 2011




«Con Cristo sois sepultados en el Bautismo, con él también habéis resucitado» (cf. Col 2, 12)

Queridos hermanos y hermanas:

La Cuaresma, que nos lleva a la celebración de la Santa Pascua, es para la Iglesia un tiempo litúrgico muy valioso e importante, con vistas al cual me alegra dirigiros unas palabras específicas para que lo vivamos con el debido compromiso. La Comunidad eclesial, asidua en la oración y en la caridad operosa, mientras mira hacia el encuentro definitivo con su Esposo en la Pascua eterna, intensifica su camino de purificación en el espíritu, para obtener con más abundancia del Misterio de la redención la vida nueva en Cristo Señor 



(cf. Prefacio 1 de Cuaresma).

1. Esta misma vida ya se nos transmitió el día del Bautismo, cuando «al participar de la muerte y resurrección de Cristo» comenzó para nosotros «la aventura gozosa y entusiasmante del discípulo» (Homilía en la fiesta del Bautismo del Señor, 10 de enero de 2010). San Pablo, en sus Cartas, insiste repetidamente en la comunión singular con el Hijo de Dios que se realiza en este lavacro. El hecho de que en la mayoría de los casos el Bautismo se reciba en la infancia pone de relieve que se trata de un don de Dios: nadie merece la vida eterna con sus fuerzas. La misericordia de Dios, que borra el pecado y permite vivir en la propia existencia «los mismos sentimientos que Cristo Jesús» (Flp 2, 5) se comunica al hombre gratuitamente.

El Apóstol de los gentiles, en la Carta a los Filipenses, expresa el sentido de la transformación que tiene lugar al participar en la muerte y resurrección de Cristo, indicando su meta: que yo pueda «conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos» (Flp 3, 10-11). El Bautismo, por tanto, no es un rito del pasado sino el encuentro con Cristo que conforma toda la existencia del bautizado, le da la vida divina y lo llama a una conversión sincera, iniciada y sostenida por la Gracia, que lo lleve a alcanzar la talla adulta de Cristo.

Un nexo particular vincula al Bautismo con la Cuaresma como momento favorable para experimentar la Gracia que salva. Los Padres del Concilio Vaticano II exhortaron a todos los Pastores de la Iglesia a utilizar «con mayor abundancia los elementos bautismales propios de la liturgia cuaresmal» (Sacrosanctum Concilium, 109). En efecto, desde siempre, la Iglesia asocia la Vigilia Pascual a la celebración del Bautismo: en este Sacramento se realiza el gran misterio por el cual el hombre muere al pecado, participa de la vida nueva en Jesucristo Resucitado y recibe el mismo espíritu de Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos (cf. Rm 8, 11). Este don gratuito debe ser reavivado en cada uno de nosotros y la Cuaresma nos ofrece un recorrido análogo al catecumenado, que para los cristianos de la Iglesia antigua, así como para los catecúmenos de hoy, es una escuela insustituible de fe y de vida cristiana: viven realmente el Bautismo como un acto decisivo para toda su existencia.

2. Para emprender seriamente el camino hacia la Pascua y prepararnos a celebrar la Resurrección del Señor -la fiesta más gozosa y solemne de todo el Año litúrgico-, ¿qué puede haber de más adecuado que dejarnos guiar por la Palabra de Dios? Por esto la Iglesia, en los textos evangélicos de los domingos de Cuaresma, nos guía a un encuentro especialmente intenso con el Señor, haciéndonos recorrer las etapas del camino de la iniciación cristiana: para catecúmenos, en la perspectiva de recibir el Sacramento del renacimiento, y para quien está bautizado, con vistas a nuevos y decisivos pasos en el seguimiento de Cristo y en la entrega más plena a él.

El primer domingo del itinerario cuaresmal subraya nuestra condición de hombre en esta tierra. La batalla victoriosa contra las tentaciones, que da inicio a la misión de Jesús, es una invitación a tomar conciencia de la propia fragilidad para acoger la Gracia que libera del pecado e infunde nueva fuerza en Cristo, camino, verdad y vida (cf. Ordo Initiationis Christianae Adultorum, n. 25). Es una llamada decidida a recordar que la fe cristiana implica, siguiendo el ejemplo de Jesús y en unión con él, una lucha «contra los Dominadores de este mundo tenebroso» (Ef 6, 12), en el cual el diablo actúa y no se cansa, tampoco hoy, de tentar al hombre que quiere acercarse al Señor: Cristo sale victorioso, para abrir también nuestro corazón a la esperanza y guiarnos a vencer las seducciones del mal.

El Evangelio de la Transfiguración del Señor pone delante de nuestros ojos la gloria de Cristo, que anticipa la resurrección y que anuncia la divinización del hombre. La comunidad cristiana toma conciencia de que es llevada, como los Apóstoles Pedro, Santiago y Juan «aparte, a un monte alto» (Mt 17, 1), para acoger nuevamente en Cristo, como hijos en el Hijo, el don de la gracia de Dios: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle» (v. 5). Es la invitación a alejarse del ruido de la vida diaria para sumergirse en la presencia de Dios: él quiere transmitirnos, cada día, una palabra que penetra en las profundidades de nuestro espíritu, donde discierne el bien y el mal (cf. Hb 4, 12) Y fortalece la voluntad de seguir al Señor.

La petición de Jesús a la samaritana: «Dame de beber» (Jn 4, 7), que se lee en la liturgia del tercer domingo, expresa la pasión de Dios por todo hombre y quiere suscitar en nuestro corazón el deseo del don del «agua que brota para vida eterna» (v. 14): es el don del Espíritu Santo, que hace de los cristianos «adoradores verdaderos» capaces de orar al Padre «en espíritu y en verdad» (v. 23). ¡Sólo esta agua puede apagar nuestra sed de bien, de verdad y de belleza! Sólo esta agua, que nos da el Hijo, irriga los desiertos del alma inquieta e insatisfecha, «hasta que descanse en Dios», según las célebres palabras de san Agustín.

El «domingo del ciego de nacimiento» presenta a Cristo como luz del mundo. El Evangelio nos interpela a cada uno de nosotros: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?». «Creo, Señor» (Jn 9, 35.38), afirma con alegría el ciego de nacimiento, dando voz a todo creyente. El milagro de la curación es el signo de que Cristo, junto con la vista, quiere abrir nuestra mirada interior, para que nuestra fe sea cada vez más profunda y podamos reconocer en él a nuestro único Salvador, Él ilumina todas las oscuridades de la vida y lleva al hombre a vivir como «hijo de la luz».

Cuando, en el quinto domingo, se proclama la resurrección de Lázaro, nos encontramos frente al misterio último de nuestra existencia: «Yo soy la resurrección y la vida... ¿Crees esto?» (Jn 11, 25-26). Para la comunidad cristiana es el momento de volver a poner con sinceridad, junto con Marta, toda la esperanza en Jesús de Nazaret: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo» (v. 27). La comunión con Cristo en esta vida nos prepara a cruzar la frontera de la muerte, para vivir sin fin en él. La fe en la resurrección de los muertos y la esperanza en la vida eterna abren nuestra mirada al sentido último nuestra existencia: Dios ha creado al hombre para resurrección y para la vida, y esta verdad da la dimensión auténtica y definitiva a la historia de los hombres, a su existencia personal y vida social, a la cultura, a la política, a la economía. Privado de la luz de la fe todo el universo acaba encerrado dentro de un sepulcro sin futuro, sin esperanza.

El recorrido cuaresmal encuentra su cumplimiento en el Triduo Pascual, en particular en la Gran Vigilia de la Noche Santa: al renovar las promesas bautismales, reafirmamos que Cristo es el Señor de nuestra vida, la vida que Dios nos comunicó cuando renacimos «del agua y del Espíritu Santo», y confirmamos de nuevo nuestro firme compromiso de corresponder a la acción de la Gracia para ser sus discípulos.

3. Nuestro sumergirnos en la muerte y resurrección de Cristo mediante el sacramento del Bautismo, nos impulsa cada día a liberar nuestro corazón del peso de las cosas materiales, de un vínculo egoísta con la «tierra», que nos empobrece y nos impide estar disponibles y abiertos a Dios y al prójimo. En Cristo, Dios se ha revelado como Amor (cf. 1 Jn. 4, 7 - 10). La Cruz de Cristo, la «palabra de la Cruz» manifiesta el poder salvífico de Dios (cf. 1 Co 1, 18), que se da para levantar al hombre Y traerle la salvación: amor en su forma más radical (cf. Ene. Deus caritas est, 12). Mediante las prácticas tradicionales del ayuno, la limosna Y la oración, expresiones del compromiso de conversión, la Cuaresma educa a vivir de modo cada vez más radical el amor de Cristo. El ayuno, que puede tener distintas motivaciones, adquiere para el cristiano un significado profundamente religioso: haciendo más pobre nuestra mesa aprendemos a superar el egoísmo para vivir en la lógica del don y del amor; soportando la privación de alguna cosa -y no sólo de lo superfluo- aprendemos a apartar la mirada de nuestro «yo», para descubrir a Alguien a nuestro lado y reconocer a Dios en los rostros de tantos de nuestros hermanos. Para el cristiano el ayuno no tiene nada de intimista, sino que abre mayormente a Dios y a las necesidades de los hombres, Y hace que el amor a Dios sea también amor al prójimo (cf. Mc 12, 31).

En nuestro camino también nos encontrarnos ante la tentación del tener, de la avidez de dinero, que insidia el primado de Dios en nuestra vida. El afán de poseer provoca violencia, prevaricación y muerte; por esto la Iglesia, especialmente en el tiempo cuaresmal, recuerda la práctica de la limosna, es decir, la capacidad de compartir. La idolatría de los bienes, en cambio, no sólo aleja del otro, sino que despoja al hombre, lo hace infeliz, lo engaña, lo defrauda sin realizar lo que promete, porque sitúa las cosas materiales en el lugar de Dios, única fuente de la vida. ¿Cómo comprender la bondad paterna de Dios si el corazón está lleno de uno mismo y de los propios proyectos, con los cuales nos hacemos ilusiones de que podemos asegurar el futuro? La tentación es pensar, como el rico de la parábola: «Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años... Pero Dios le dijo: "¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma"» (Le 12, 19-20). La práctica de la limosna nos recuerda el primado de Dios y la atención hacia los demás, para redescubrir a nuestro Padre bueno y recibir su misericordia.

En todo el período cuaresmal, la Iglesia nos ofrece con particular abundancia la Palabra de Dios. Meditándola e interiorizándola para vivirla diariamente, aprendemos una forma preciosa e insustituible de oración, porque la escucha atenta de Dios, que sigue hablando a nuestro corazón, alimenta el camino de fe que iniciamos en el día del Bautismo. La oración nos permite también adquirir una nueva concepción del tiempo: de hecho, sin la perspectiva de la eternidad y de la trascendencia, simplemente marca nuestros pasos hacia un horizonte que no tiene futuro. En la oración encontramos, en cambio, tiempo para Dios, para conocer que «sus palabras no pasarán» (cf. Mc 13, 31), para entrar en la íntima comunión con él que «nadie podrá quitarnos» (cf. Jn 16, 22) Y que nos abre a la esperanza que no falla, a la vida eterna.

En síntesis, el itinerario cuaresmal, en el cual se nos invita a contemplar el Misterio de la cruz, es «hacerme semejante a él en su muerte» (Flp 3, 10), para llevar a cabo una conversión profunda de nuestra vida: dejarnos transformar por la acción del Espíritu Santo, como san Pablo en el camino de Damasco; orientar con decisión nuestra existencia según la voluntad de Dios; liberarnos de nuestro egoísmo, superando el instinto de dominio sobre los demás y abriéndonos a la caridad de Cristo. El período cuaresmal es el momento favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger, con una de vida, la Gracia renovadora del Sacramento de la Penitencia y caminar con decisión hacia Cristo.

Queridos hermanos y hermanas, mediante el encuentro personal con nuestro Redentor y mediante el ayuno, la limosna y la oración, el camino de conversión hacia la Pascua nos lleva a redescubrir nuestro Bautismo. Renovemos en esta Cuaresma la acogida de la Gracia que Dios nos dio en ese momento, para que ilumine y guíe todas nuestras acciones. Lo que el Sacramento significa y realiza estamos llamados a vivirlo cada día siguiendo a Cristo de modo cada vez más generoso y auténtico. Encomendarnos nuestro itinerario a la Virgen María, que engendró al Verbo de Dios en la fe y en la carne, para sumergIrnos como ella en la muerte resurrección de su Hijo Jesús y obtener la vida eterna.

Vaticano, 4 de noviembre de 2010.



SS Benedicto XVI


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