lunes, 20 de marzo de 2017

INVOCACIÓN A MIS TRES SANTOS PROTECTORES POR VOZ DEL ÁNGEL

MIS SANTOS CUSTODIOS: benditos sean


Estos son mis tres Santos que el ángel del Señor me dijera los tomara como protectores,en el peligro en el año 2011.
Los invoco hoy ante el mundo, para que intercedan por todos en especial por mi persona, y todos mis hermanos que diariamente rezan conmigo por esta página: de la  Virgen” Orando con María Santísima”.
Oh Santísima Trinidad, invoco la ayuda de mis tres Santos custodios, recibidos por gracia del Señor, a ellos acudo para que se escuche mi clamor.
Son momentos de peligro y sufrimiento la legión del mal dirigida por satanás, no cesa dañan mis, fuerzas físicas que flaquean y mis seres queridos ellos los enemigos están aquí en este lugar: lugar del Inmaculado Corazón de María
En esta  batalla;  envían dardos venenosos, haciéndome difícil caminar  y cumplir con mi misión.
Padre Creador; en Tú Hijo el Señor Jesucristo y el Espíritu Santo, esta hija acude a la intercesión y ayuda en la oración a. San Ignacio de Antioquía; San Ignacio de Loyola,y San Maximiliano Kolbe clamando  luz, sabiduría, consejo y salud física.
El mundo necesita de oración y perdón, por nuestros pecados en esta cuaresma, hoy más que nunca acudimos en oración a tu infinita Misericordia; pidiendo ayuda a ángeles y Santos del cielo.
Que así sea
Perla


17 de Octubre
San Ignacio de AntioquíaMártir
Año 107
San Ignacio de AntioquíaIgnacio significa: "lleno de fuego" (Ingeus: fuego).
Nuestro santo estaba lleno de fuego de amor por Dios.
Antioquía era una ciudad famosa en Asia Menor, en Siria, al norte de Jerusalén. En esa ciudad (que era la tercera en el imperio Romano, después de Roma y Alejandría) fue donde los seguidores de Cristo empezaron a llamarse "cristianos". De esa ciudad era obispo San Ignacio, el cual se hizo célebre porque cuando era llevado al martirio, en vez de sentir miedo, rogaba a sus amigos que le ayudaran a pedirle a Dios que las fieras no le fueran a dejar sin destrozar, porque deseaba ser muerto por proclamar su amor a Jesucristo.
Dicen que fue un discípulo de San Juan Evangelista. Por 40 años estuvo como obispo ejemplar de Antioquía que, después de Roma, era la ciudad más importante para los cristianos, porque tenía el mayor número de creyentes.
Mandó el emperador Trajano que pusieran presos a todos los que no adoraran a los falsos dioses de los paganos. Como Ignacio se negó a adorar esos ídolos, fue llevado preso y entre el perseguidor y el santo se produjo el siguiente diálogo.
  • ¿Por qué te niegas a adorar a mis dioses, hombre malvado?
  • No me llames malvado. Más bien llámame Teóforo, que significa el que lleva a Dios dentro de sí.
  • ¿Y por qué no aceptas a mis dioses?
  • Porque ellos no son dioses. No hay sino un solo Dios, el que hizo el cielo y la tierra. Y a su único Hijo Jesucristo, es a quien sirvo yo.
El emperador ordenó entonces que Ignacio fuera llevado a Roma y echado a las fieras, para diversión del pueblo.
Encadenado fue llevado preso en un barco desde Antioquía hasta Roma en un largo y penosísimo viaje, durante el cual el santo escribió siete cartas que se han hecho famosas. Iban dirigidas a las Iglesias de Asia Menor.
En una de esas cartas dice que los soldados que lo llevaban eran feroces como leopardos; que lo trataban como fieras salvajes y que cuanto más amablemente los trataba él, con más furia lo atormentaban.
El barco se detuvo en muchos puertos y en cada una de esas ciudades salían el obispo y todos los cristianos a saludar al santo mártir y a escucharle sus provechosas enseñanzas. De rodillas recibían todos su bendición. Varios se fueron adelante hasta Roma a acompañarlo en su gloriosos martirio.
Con los que se adelantaron a ir a la capital antes que él, envió una carta a los cristianos de Roma diciéndoles: "Por favor: no le vayan a pedir a Dios que las fieras no me hagan nada. Esto no sería para mí un bien sino un mal. Yo quiero ser devorado, molido como trigo, por los dientes de las fieras para así demostrarle a Cristo Jesús el gran amor que le tengo. Y si cuando yo llegue allá me lleno de miedo, no me vayan a hacer caso si digo que ya no quiero morir. Que vengan sobre mí, fuego, cruz, cuchilladas, fracturas, mordiscos, desgarrones, y que mi cuerpo sea hecho pedazos con tal de poder demostrarle mi amor al Señor Jesús". ¡Admirable ejemplo!.
Al llegar a Roma, salieron a recibirlo miles de cristianos. Y algunos de ellos le ofrecieron hablar con altos dignatarios del gobierno para obtener que no lo martirizaran. Él les rogó que no lo hicieran y se arrodilló y oró con ellos por la Iglesia, por el fin de la persecución y por la paz del mundo. Como al día siguiente era el último y el más concurrido día de las fiestas populares y el pueblo quería ver muchos martirizados en el circo, especialmente que fueran personajes importantes, fue llevado sin más al circo para echarlo a las fieras. Era el año 107.
Ante el inmenso gentío fue presentado en el anfiteatro. Él oró a Dios y en seguida fueron soltados dos leones hambrientos y feroces que lo destrozaron y devoraron, entre el aplauso de aquella multitud ignorante y cruel. Así consiguió Ignacio lo que tanto deseaba: ser martirizado por proclamar su amor a Jesucristo.
Algunos escritores antiguos decían que Ignacio fue aquel niño que Jesús colocó en medio de los apóstoles para decirles: "Quien no se haga como un niño no puede entrar en el reino de los cielos" (Mc. 9,36).
San Ignacio dice en sus cartas que María Santísima fue siempre Virgen. Él es el primero en llamar Católica, a la Iglesia de Cristo (Católica significa: universal).

SAN IGNACIO DE LOYOLA
San Ignacio de Loyola 31 de Julio
Año 1556
San Ignacio: ruégale a Dios por todos los que como tí
deseamos extender el Reino de Cristo,
y hacer amar más a nuestro Divino Salvador.
"Todo para mayor Gloria de Dios" (San Ignacio)
Haga click en la imagen para ver la oración de Ignacio de Loyola: El Alma de CristoSan Ignacio nació en 1491 en el castillo de Loyola, en Guipúzcoa, norte de España, cerca de los montes Pirineos que están en el límite con Francia.
Su padre Bertrán De Loyola y su madre Marina Sáenz, de familias muy distinguidas, tuvieron once hijos: ocho varones y tres mujeres. El más joven de todos fue Ignacio.
El nombre que le pusieron en el bautismo fue Iñigo.
Entró a la carrera militar, pero en 1521, a la edad de 30 años, siendo ya capitán, fue gravemente herido mientras defendía el Castillo de Pamplona. Al ser herido su jefe, la guarnición del castillo capituló ante el ejército francés.
Los vencedores lo enviaron a su Castillo de Loyola a que fuera tratado de su herida. Le hicieron tres operaciones en la rodilla, dolorosísimas, y sin anestesia; pero no permitió que lo atasen ni que nadie lo sostuviera. Durante las operaciones no prorrumpió ni una queja. Los médicos se admiraban. Para que la pierna operada no le quedara más corta le amarraron unas pesas al pie y así estuvo por semanas con el pie en alto, soportando semejante peso. Sin embargo quedó cojo para toda la vida.
A pesar de esto Ignacio tuvo durante toda su vida un modo muy elegante y fino para tratar a toda clase de personas. Lo había aprendido en la Corte en su niñez.
Mientras estaba en convalecencia pidió que le llevaran novelas de caballería, llenas de narraciones inventadas e imaginarias. Pero su hermana le dijo que no tenía más libros que "La vida de Cristo" y el "Año Cristiano", o sea la historia del santo de cada día.
Y le sucedió un caso muy especial. Antes, mientras leía novelas y narraciones inventadas, en el momento sentía satisfacción pero después quedaba con un sentimiento horrible de tristeza y frustración . En cambio ahora al leer la vida de Cristo y las Vidas de los santos sentía una alegría inmensa que le duraba por días y días. Esto lo fue impresionando profundamente.
Y mientras leía las historias de los grandes santos pensaba: "¿Y por qué no tratar de imitarlos? Si ellos pudieron llegar a ese grado de espiritualidad, ¿por qué no lo voy a lograr yo? ¿Por qué no tratar de ser como San Francisco, Santo Domingo, etc.? Estos hombres estaban hechos del mismo barro que yo. ¿Por qué no esforzarme por llegar al grado que ellos alcanzaron?". Y después se iba a cumplir en él aquello que decía Jesús: "Dichosos los que tienen un gran deseo de ser santos, porque su deseo se cumplirá" (Mt. 5,6), y aquella sentencia de los psicólogos: "Cuidado con lo que deseas, porque lo conseguirás".
Mientras se proponía seriamente convertirse, una noche se le apareció Nuestra Señora con su Hijo Santísimo. La visión lo consoló inmensamente. Desde entonces se propuso no dedicarse a servir a gobernantes de la tierra sino al Rey del cielo.
Apenas terminó su convalecencia se fue en peregrinación al famoso Santuario de la Virgen de Monserrat. Allí tomó el serio propósito de dedicarse a hacer penitencia por sus pecados. Cambió sus lujosos vestidos por los de un pordiosero, se consagró a la Virgen Santísima e hizo confesión general de toda su vida.
Y se fue a un pueblecito llamado Manresa, a 15 kilómetros de Monserrat a orar y hacer penitencia, allí estuvo un año. Cerca de Manresa había una cueva y en ella se encerraba a dedicarse a la oración y a la meditación. Allá se le ocurrió la idea de los Ejercicios Espiritales, que tanto bien iban a hacer a la humanidad.
Después de unos días en los cuales sentía mucho gozo y consuelo en la oración, empezó a sentir aburrimiento y cansancio por todo lo que fuera espiritual. A esta crisis de desgano la llaman los sabios "la noche oscura del alma". Es un estado dificultoso que cada uno tiene que pasar para que se convenza de que los consuelos que siente en la oración no se los merece, sino que son un regalo gratuito de Dios.
Luego le llegó otra enfermedad espiritual muy fastidiosa: los escrúpulos. O sea el imaginarse que todo es pecado. Esto casi lo lleva a la desesperación.
Pero iba anotando lo que le sucedía y lo que sentía y estos datos le proporcionaron después mucha habildad para poder dirigir espiritualmente a otros convertidos y según sus propias experiencias poderles enseñar el camino de la santidad. Allí orando en Manresa adquirió lo que se llama "Discreción de espíritus", que consiste en saber determinar qué es lo que le sucede a cada alma y cuáles son los consejos que más necesita, y saber distinguir lo bueno de lo malo. A un amigo suyo le decía después: "En una hora de oración en Manresa aprendí más a dirigir almas, que todo lo que hubiera podido aprender asistiendo a universidades".
En 1523 se fue en peregrinación a Jerusalén, pidiendo limosna por el camino. Todavía era muy impulsivo y un día casi ataca a espada a uno que hablaba mal de la religión. Por eso le aconsejaron que no se quedara en Tierra Santa donde había muchos enemigos del catolicismo. Después fue adquiriendo gran bondad y paciencia.
A los 33 años empezó como estudiante de colegio en Barcelona, España. Sus compañeros de estudio eran mucho más jóvenes que él y se burlaban mucho. El toleraba todo con admirable paciencia. De todo lo que estudiaba tomaba pretexto para elevar su alma a Dios y adorarlo.
Después pasó a la Universidad de Alcalá. Vestía muy pobremente y vivía de limosna. Reunía niños para enseñarles religión; hacía reuniones de gente sencilla para tratar temas de espiritualidad, y convertía pecadores hablandoles amablemente de lo importante que es salvar el alma.
San Ignacio de LoyolaLo acusaron injustamente ante la autoridad religiosa y estuvo dos meses en la cárcel. Después lo declararon inocente, pero había gente que lo perseguía. El consideraba todos estos sufrimientos como un medio que Dios le proporcionaba para que fuera pagando sus pecados. Y exclamaba: "No hay en la ciudad tantas cárceles ni tantos tormentos como los que yo deseo sufrir por amor a Jesucristo".
Se fue a Paris a estudiar en su famosa Universidad de La Sorbona. Allá formó un grupo con seis compañeros que se han hecho famosos porque con ellos fundó la Compañía de Jesús. Ellos son: Pedro Fabro, Francisco Javier, Laínez, Salnerón, Simón Rodríguez y Nicolás Bobadilla. Recibieron doctorado en aquella universidad y daban muy buen ejemplo a todos.
Los siete hicieron votos o juramentos de ser puros, obedientes y pobres, el día 15 de Agosto de 1534, fiesta de la Asunción de María. Se comprometieron a estar siempre a las órdenes del Sumo Pontífice para que él los emplease en lo que mejor le pareciera para la gloria de Dios.
Se fueron a Roma y el Papa Pablo III les recibió muy bien y les dio permiso de ser ordenados sacerdotes. Ignacio, que se había cambiado por ese nombre su nombre antiguo de Íñigo, esperó un año desde el día de su ordenación hasta el día de la celebración de su primera misa, para prepararse lo mejor posible a celebrarla con todo fervor.
San Ignacio se dedicó en Roma a predicar Ejercicios Espirituales y a catequizar al pueblo. Sus compañeros se dedicaron a dictar clases en universidades y colegios y a dar conferencias espirituales a toda clase de personas.
Se propusieron como principal oficio enseñar la religión a la gente.
En 1540 el Papa Pablo III aprobó su comunidad llamada "Compañía de Jesús" o "Jesuitas". El Superior General de la nueva comunidad fue San Ignacio hasta su muerte.
En Roma pasó todo el resto de su vida.
Era tanto el deseo que tenía de salvar almas que exclamaba: "Estaría dispuesto a perder todo lo que tengo, y hasta que se acabara mi comunidad, con tal de salvar el alma de un pecador".
Fundó casas de su congregación en España y Portugal. Envió a San Francisco Javier a evangelizar el Asia. De los jesuitas que envió a Inglaterra, 22 murieron martirizados por los protestantes. Sus dos grandes amigos Laínez y Salmerón fueron famosos sabios que dirigieron el Concilio de Trento. A San Pedro Canisio lo envió a Alemania y este santo llegó a ser el más célebre catequista de aquél país. Recibió como religioso jesuita a San Francisco de Borja que era rico político, gobernador, en España. San Ignacio escribió más de 6 mil cartas dando consejos espirituales.
El Colegio que San Ignacio fundó en Roma llegó a ser modelo en el cual se inspiraron muchísimos colegios más y ahora se ha convertido en la célebre Universidad Gregoriana.
Los jesuitas fundados por San Ignacio llegaron a ser los más sabios adversarios de los protestantes y combatieron y detuvieron en todas partes al protestantismo. Les recomendaba que tuvieran mansedumbre y gran respeto hacia el adversario pero que se presentaran muy instruidos para combatirlos. El deseaba que el apóstol católico fuera muy instruido.
El libro más famoso de San Ignacio se titula: "Ejercicios Espirituales" y es lo mejor que se ha escrito acerca de como hacer bien los santos ejercicios. En todo el mundo es leído y practicado este maravilloso libro. Duró 15 años escribiéndolo.
Su lema era: "Todo para mayor gloria de Dios". Y a ello dirigía todas sus acciones, palabras y pensamientos: A que Dios fuera más conocido, más amado y mejor obedecido.
En los 15 años que San Ignacio dirigió a la Compañía de Jesús, esta pasó de siete socios a más de mil. A todos y cada uno trataba de formarlos muy bien espiritualmente.
Como casi cada año se enfermaba y después volvía a obtener la curación, cuando le vino la última enfermedad nadie se imaginó que se iba a morir, y murió subitamente el 31 de julio de 1556 a la edad de 65 años.
En 1622 el Papa lo declaró Santo y después Pío XI lo declaró Patrono de los Ejercicios Espirituales en todo el mundo. Su comunidad de Jesuitas es la más numerosa en la Iglesia Católica.
 Oración de San Ignacio de Loyola. Alma de Cristo




San Maximiliano KolbeMARTIR
Nació el 8 de enero de 1894, en Zduńska Wola, en esas fechas parte del Zarato de Polonia, reino sometido al Imperio ruso, y fue bautizado con el nombre de Rajmund (en castellano: Raimundo). Fue el segundo hijo de Julius Kolbe (de origen alemán) y María Dąbrowska (de origen polaco). Tuvo cuatro hermanos: Francis, Joseph, Walenty (que vivió un año) y Andrew (que vivió hasta los cuatro años de edad). Sus padres se trasladaron a Pabianice (Polonia) por motivos laborales. Siendo niño realizó una travesura que su mamá le reprochó. Tiempo después, la madre vio que el pequeño Kolbe había cambiado de actitud y que frecuentemente oraba llorando ante un pequeño altar.
El niño le dijo: “Mamá, cuando me reprochaste, pedí mucho a la Virgen que me dijera lo que sería de mí. Lo mismo en la iglesia, le volví a rogar. Entonces se me apareció la Virgen, teniendo en las manos dos coronas: una blanca y otra roja. La blanca significaba que perseveraría en la pureza y la roja que sería mártir. Contesté que las aceptaba… (las dos). Entonces la Virgen me miró con dulzura y desapareció”.[cita requerida]

Obras[editar]

Un domingo en una homilía oyó decir al predicador que los padres franciscanos iban a abrir un seminario. En 1910 fue aceptado como fraile y cambió su nombre propio, de Raimundo a Maximiliano María, en virtud de Maximiliano de Celeia y de María, madre de Jesús.
En 1915 obtuvo en la Universidad de Roma el doctorado en filosofía y en 1919 el doctorado en teología. De su estancia en Roma quedó fuertemente impresionado por las manifestaciones públicas masónicas. En ellas se atacaba duramente a la Iglesia católica y al papa, y según interpretó, se hacía apología satánica.2
Ante el impacto que le causan estos hechos escribe:
¿Es posible que nuestros enemigos trabajen tanto hasta prevalecer, y nosotros permanezcamos ociosos o al máximo rezando pero sin entrar en acción? ¿Acaso no tenemos armas más poderosas, la protección de la Inmaculada? La sin mancha, vencedora de todas las herejías, vencerá al enemigo que levanta la cerviz.
Así que dedicó su vida a promover la veneración a la Virgen y en especial a su Inmaculado Corazón. En 1918 fue ordenado sacerdote, mas un año antes, fundó con otros seis hermanos franciscanos conventuales la asociación Milicia de la Inmaculada,2 cuyo nombre canónico completo fue Pía Unión de la Milicia de María Inmaculada.
En 1927 fundó en Polonia a 40 km de Varsovia, la Ciudad de la Inmaculada (Niepokalanów), un lugar que alojaba una organización que tuvo mucho éxito y expansión como podemos observar en una descripción de la época:[¿cuál?][cita requerida]
Una extensa área libre para la construcción de una gran basílica de la Inmaculada. Un complejo editorial [que comprendía]: la redacción, la biblioteca, la tipoteca, el taller de los linotipistas, la cincografía con los laboratorios fotográficos, las tipografías [...] y además las distintas secciones de la encuadernación, de los almacenes y de los envíos. El ala izquierda [...] incluía, en diferentes edificios, la capilla, las dependencias de los religiosos, el postulantado, el noviciado, la dirección general, la enfermería y, a cierta distancia, la gran central eléctrica. Además, distribuidos por todas partes, los talleres de los herreros y de los mecánicos, los talleres de los carpinteros, de los zapateros, de los sastres, así como los depósitos de los albañiles y las grandes cocheras para el cuerpo de bomberos. Pero todavía no hemos terminado: además había un parque de maquinaria, una pequeña estación ferroviaria, con vía de empalme con la vía pública y estatal; incluso estaba previsto un aeródromo con cuatro aviones sin motor y un proyecto de estación de radiotransmisión. Por todas partes había gruesos troncos de árboles, depósitos de madera, tubos y toda clase de materiales de construcción.
Más tarde, como misionero en Japón, creó otra institución semejante. Fundó dos periódicosEl Caballero de la Inmaculada y El Pequeño Diario. Organizó una imprenta en la ciudad de la Inmaculada en Polonia, y después se trasladó a Japón, donde empezó a editar hasta ocho revistas católicas. La de mayor distribución fue El Caballero de la Inmaculada, que pronto llegó a tener 15.000 ejemplares, llegando en su mejor época a vender casi un millón de ejemplares.[cita requerida]
Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis invadieron Polonia y bombardearon la Ciudad de la Inmaculada, llevándose prisionero al padre Maximiliano y a todos sus colaboradores. Él había fundado una radiodifusora y estaba dirigiendo la revista El Caballero de la Inmaculada. Todo se lo destruyó la guerra. Fue llevado al campo de exterminio de Auschwitz, donde se le adjudicó el número 16.670.

Sus últimos días[editar]


Fotografía de Maximiliano María, poco antes de ser arrestado.
A fines de julio de 1941 se fugó un preso del campo de concentración de Auschwitz. El sargento polaco Franciszek Gajowniczek, de 40 años de edad, uno de los prisioneros, narró así su experiencia de aquel verano de 1941:
Yo era un veterano en el campo de Auschwitz; tenía en mi brazo tatuado el número de inscripción: 5659. Una noche, al pasar los guardianes lista, uno de nuestros compañeros no respondió cuando leyeron su nombre. Se dio al punto la alarma: los oficiales del campo desplegaron todos los dispositivos de seguridad; salieron patrullas por los alrededores. Aquella noche nos fuimos angustiados a nuestros barracones. Los dos mil internados en nuestro pabellón sabíamos que nuestra alternativa era bien trágica; si no lograban dar con el escapado, acabarían con diez de nosotros. A la mañana siguiente nos hicieron formar a todos los dos mil y nos tuvieron en posición de firmes desde las primeras horas hasta el mediodía. Nuestros cuerpos estaban debilitados al máximo por el trabajo y la escasísima alimentación. Muchos del grupo caían exánimes bajo aquel sol implacable. Hacia las tres nos dieron algo de comer y volvimos a la posición de firmes hasta la noche. El coronel Karl Fritzsch volvió a pasar lista y anunció que diez de nosotros seríamos ajusticiados.
Franciszek Gajowniczek3
A la mañana siguiente, Gajowniczek fue uno de los diez elegidos por el coronel de las SS Karl Fritzsch para ser ajusticiados en represalia por el escapado. Cuando Franciszek salió de su fila, después de haber sido señalado por el coronel, musitó estas palabras: «Pobre esposa mía; pobres hijos míos».4 Maximiliano Kolbe, afectado por una tuberculosis desde bastante antes, estaba cerca y lo oyó. Enseguida, dio un paso adelante y le dijo al coronel: «Soy un sacerdote católico polaco, estoy ya viejo. Querría ocupar el puesto de ese hombre que tiene esposa e hijos».5 El oficial nazi, aunque irritado, finalmente aceptó su ofrecimiento y Maximiliano Kolbe, que tenía entonces 47 años, fue puesto, junto con otros nueve prisioneros, en ayuno obligado para que muriera. Los diez condenados fueron recluidos en una celda subterránea el 31 de julio de 1941.
Pero como —tras padecer tres semanas de hambre extrema— el 14 de agosto de 1941 aún sobrevivía junto a otros tres condenados y los oficiales a cargo del campo querían dar otro destino a la celda, Kolbe y sus tres compañeros de celda fueron asesinados administrándoles una inyección de fenol. Los cuerpos fueron incinerados en el crematorio del campo.6 7 Incluso en prisión y también en la celda de hambre, ofició, mientras pudo, todos los días la misa, distribuyendo la comunión a otros prisioneros: el pan dado a los prisioneros era ácimo (sin levadura), utilizado muchas veces para la eucaristía; guardianes que simpatizaban con él le hacían llegar el vino.
En agosto de 1945, en el final de la Segunda Guerra Mundial, la ciudad de Nagasaki, donde Kolbe tenía una de sus imprentas, fue destruida por la bomba atómica. Todos los trabajadores fallecieron más tarde; la imprenta quedó incólume.[cita requerida]

Reconocimientos[editar]


Monumento a san Maximiliano Kolbe en Chrzanów, Polonia.

Su legado[editar]


Iglesia de san Maximiliano Kolbe en el distrito Rubinkowo (Polonia).
Maximiliano Kolbe ha inspirado a muchos a vivir lo que algunos han llamado «la locura del amor». Con su nombre se bautizó la denominada «Operación Kolbe», una iniciativa ecuménica de relevo de personas secuestradas en Colombia, país en el que en 2011 permanecían cautivas más de cuatro mil personas. El propósito de esta operación era reunir voluntarios que se ofrecieran como relevo, para que cada uno de ellos tomara, eventualmente, el lugar de una persona secuestrada. Sus integrantes, varios cientos, están dispuestos, en forma libre, autónoma y anónima, a asumir el cautiverio a cambio de la libertad de uno de los secuestrados: responden como Maximiliano Kolbe al llamado de Jesús en los Evangelios: «Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos».8n preso. La ley de los alemanes era que por cada preso que se fugara del campo de concentración, tenían que morir diez de sus compañeros. Hicieron el sorteo 1-2-3-4...9...10 y al que le iba correspondiendo el número 10 era puesto aparte para echarlo a un sótano a morirse de hambre. De pronto al oírse un 10, el hombre a quien le correspondió ese número dio un grito y exclamó: "Dios mío, yo tengo esposa e hijos. ¿Quién los va a cuidar?".
En ese momento el padre Kolbe dice al oficial: "Yo me ofrezco para reemplazar al compañero que ha sido señalado para morir de hambre".
El oficial le responde: ¿Y por qué?
- Es que él tiene esposa e hijos que lo necesitan. En cambio yo soy soltero y solo, y nadie me necesita.
El oficial duda un momento y enseguida responde: Aceptado.
Y el prisionero Kolbe es llevado con sus otros 9 compañeros a morirse de hambre en un subterráneo. Aquellos tenebrosos días son de angustias y agonías continuas. El santo sacerdote anima a los demás y reza con ellos. Poco a poco van muriendo los demás. Y al final después de bastantes días, solamente queda él con vida. Como los guardias necesitan ese local para otros presos que están llegando, le ponen una inyección de cianuro y lo matan. Era el 14 de agosto de 1941.
Su familia, polaca, era inmensamente devota de la Sma. Virgen y cada año llevaba a los hijos en peregrinación al santuario nacional de la Virgen de Chestokowa. El hijo heredó de sus padres un gran cariño por la Madre de Dios.
Cuando era pequeño tuvo un sueño en el cual la Virgen María le ofrecía dos coronas, si era fiel a la devoción mariana. Una corona blanca y otra roja. La blanca era la virtud de la pureza. Y la roja, el martirio. Tuvo la dicha de recibir ambas coronas.
Un domingo en un sermón oyó decir al predicador que los Padres Franciscanos iban a abrir un seminario. Le agradó la noticia y con su hermano se dirigió hacia allá. En 1910 fue aceptado como Franciscano, y en 1915 obtuvo en la Universidad de Roma el doctorado en filosofía y en 1919 el doctorado en teología. En 1918 fue ordenado sacerdote.
Maximiliano gastó su vida en tratar de hacer amar y venerar a la Sma. Virgen. En 1927 fundó en Polonia la Ciudad de la Inmaculada, una gran organización, que tuvo mucho éxito y una admirable expansión. Luego funda en Japón otra institución semejante, con éxito admirable.
El padre Maximiliano fundó dos periódicos. Uno titulado "El Caballero de la Inmaculada", y otro "El Pequeño diario". Organizó una imprenta en la ciudad de la Inmaculada en Polonia, y después se trasladó al Japón y allá fundó una revista católica que pronto llegó a tener 15,000 ejemplares. Un verdadero milagro en ese país donde los católicos casi no existían. En la guerra mundial la ciudad de Nagasaki, donde él tenía su imprenta, fue destruida por una bomba atómica. A su imprenta no le sucedió nada malo.
San Maximiliano KolbeLos nazis durante la guerra, al invadir Polonia, bombardearon la ciudad de la Inmaculada y se llevaron prisionero al padre Maximiliano, con todos los que colaboraban. El ya había fundado una radiodifusora y estaba dirigiendo la revista "El caballero de la Inmaculada", con gran éxito y notable difusión. Todo se lo destruyó la guerra, pero su martirio le consiguió un puesto glorioso en el cielo.
Cuando el Santo Padre Pablo VI lo declaró beato, a esa gran fiesta asistió, el hombre por el cual él había ofrecido el sacrificio de su propia vida. Juan Pablo II, su paisano, lo declaró santo ante una multitud inmensa de polacos.
En este gran santo sí se cumple lo que dijo Jesús: "Si el grano de trigo cae en tierra y muere, produce mucho fruto. Nadie tiene mayor amor que el que ofrece la vida por sus amigos".
Quiera Dios que también nosotros seamos capaces de sacrificarnos como Cristo y Maximiliano, por el bien de los demás.
 no significa: "El más importante de la familia".Es este uno de los mártires modernos.
Murió en la Segunda Guerra Mundial. Había sido llevado por los nazis al terrorífico campo de concentración de Auschwitz.
Un día se fugó un preso. La ley de los alemanes era que por cada preso que se fugara del campo de concentración, tenían que morir diez de sus compañeros. Hicieron el sorteo 1-2-3-4...9...10 y al que le iba correspondiendo el número 10 era puesto aparte para echarlo a un sótano a morirse de hambre. De pronto al oírse un 10, el hombre a quien le correspondió ese número dio un grito y exclamó: "Dios mío, yo tengo esposa e hijos. ¿Quién los va a cuidar?".
En ese momento el padre Kolbe dice al oficial: "Yo me ofrezco para reemplazar al compañero que ha sido señalado para morir de hambre".
El oficial le responde: ¿Y por qué?
- Es que él tiene esposa e hijos que lo necesitan. En cambio yo soy soltero y solo, y nadie me necesita.
El oficial duda un momento y enseguida responde: Aceptado.
Y el prisionero Kolbe es llevado con sus otros 9 compañeros a morirse de hambre en un subterráneo. Aquellos tenebrosos días son de angustias y agonías continuas. El santo sacerdote anima a los demás y reza con ellos. Poco a poco van muriendo los demás. Y al final después de bastantes días, solamente queda él con vida. Como los guardias necesitan ese local para otros presos que están llegando, le ponen una inyección de cianuro y lo matan. Era el 14 de agosto de 1941.
Su familia, polaca, era inmensamente devota de la Sma. Virgen y cada año llevaba a los hijos en peregrinación al santuario nacional de la Virgen de . El hijo heredó de sus padres un gran cariño por la Madre de Dios.
Cuando era pequeño tuvo un sueño en el cual la Virgen María le ofrecía dos coronas, si era fiel a la devoción mariana. Una corona blanca y otra roja. La blanca era la virtud de la pureza. Y la roja, el martirio. Tuvo la dicha de recibir ambas coronas.
Un domingo en un sermón oyó decir al predicador que los Padres Franciscanos iban a abrir un seminario. Le agradó la noticia y con su hermano se dirigió hacia allá. En 1910 fue aceptado como Franciscano, y en 1915 obtuvo en la Universidad de Roma el doctorado en filosofía y en 1919 el doctorado en teología. En 1918 fue ordenado sacerdote.
Maximiliano gastó su vida en tratar de hacer amar y venerar a la Sma. Virgen. En 1927 fundó en Polonia la Ciudad de la Inmaculada, una gran organización, que tuvo mucho éxito y una admirable expansión. Luego funda en Japón otra institución semejante, con éxito admirable.
El padre Maximiliano fundó dos periódicos. Uno titulado "El Caballero de la Inmaculada", y otro "El Pequeño diario". Organizó una imprenta en la ciudad de la Inmaculada en Polonia, y después se trasladó al Japón y allá fundó una revista católica que pronto llegó a tener 15,000 ejemplares. Un verdadero milagro en ese país donde los católicos casi no existían. En la guerra mundial la ciudad de Nagasaki, donde él tenía su imprenta, fue destruida por una bomba atómica. A su imprenta no le sucedió nada malo.
Los nazis durante la guerra, al invadir Polonia, bombardearon la ciudad de la Inmaculada y se llevaron prisionero al padre Maximiliano, con todos los que colaboraban. El ya había fundado una radiodifusora y estaba dirigiendo la revista "El caballero de la Inmaculada", con gran éxito y notable difusión. Todo se lo destruyó la guerra, pero su martirio le consiguió un puesto glorioso en el cielo.
Cuando el Santo Padre Pablo VI lo declaró beato, a esa gran fiesta asistió, el hombre por el cual él había ofrecido el sacrificio de su propia vida. Juan Pablo II, su paisano, lo declaró santo ante una multitud inmensa de polacos.
En este gran santo sí se cumple lo que dijo Jesús: "Si el grano de trigo cae en tierra y muere, produce mucho fruto. Nadie tiene mayor amor que el que ofrece la vida por sus amigos".
Quiera Dios que también nosotros seamos capaces de sacrificarnos como Cristo y Maximiliano, por el bien de los demás.

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