JUNIO DÍA 11 SOLEMNIDAD;
DE LA
SANTÍSIMA TRINIDAD
SANTÍSIMA TRINIDAD:
SANTÍSIMA TRINIDAD:
Oración y testimonio:
En el antiguo Testamento Dios se revela ante un mediador Moisés, quien
intercede por los pecados del pueblo, ese pueblo que en el caminar hacia la
tierra prometida nuestra rebeldía y enoja a Dios Padre.
Por Moisés
a quien elige como mediador nos demuestra su infinita Misericordia, formando
una alianza.
Que finalizaría más tarde cuando envía a su
Hijo, Jesús con quien nos daría una nueva Alianza, entregándolo para el perdón
de los pecados, con el derramamiento de Sangre como ofrenda. Por su Hijo son
perdonados nuestros pecados, y por El recibimos nuestra redención, para compartir la vida
eterna con el Padre que no tiene tiempo.
El Verbo se hace carne: se hace hombre, por el Espíritu Santo en Jesús. Formando la Trinidad
Toda la Trinidad expresa unidad comunión entre
Dios y nosotros; por el bautismos recibimos el Espíritu que nos anima y con Jesús a dar testimonio como cristianos...
_Santísima trinidad; Padre, Hijo y Espíritu
Santo,
Un solo Dios, desde el fondo de mi pequeñez e
insignificancia,
pido perdón por mis pecados, por todas las
veces que ofendí a mi Dios, con mis miserias humanas.
Reconozco mi vida, con plena conciencia, que somos
pecadores; que hay un Padre infinitamente bueno, que perdona y nos ama, es el
Dios que da la vida personal y toda
existencia, en el cielo y en la tierra.
El me creo perfecta en su Ley, y me dio libre
albedrío, su
Santo Espíritu es quien sopló mi alma y la
animaba,
para
que fuera desarrollando en mí su luz dando luz a mi espíritu: en ese soplo puso todo el conocimiento de mi existencia; de mi cuerpo y necesidades, sin separar el orden establecido de su perfección;
señalando, plasmando en mi conciencia el camino de lo que es bueno y lo que es
malo.
En mi corazón plasmó su amor, para que amará
como Él nos ama.
La vida e intelecto y capacidades recibidas; debemos
compararlas como un diamante en bruto, que brilla con todo su esplendor a
medida que nos vamos puliendo, en el caminar junto a Él que nos creó para ser como Él: Santos y
Perfectos; Sumun de todo Sabiduría, Ciencia
y Verdad.
Al Padre Hijo y Espíritu Santo entrego mi amor
incondicional
Prometiendo responder con fidelidad.
Amén
Perla
La Santísima Trinidad es el misterio
de un sólo Dios en tres personas. El hombre debe inclinarse con respeto ante
ese misterio sublime y creerlo sin procurar profundizarlo, porque se halla por
encima de la luz de su razón.
La Santísima Trinidad es el misterio
fundamental de nuestra religión. En su nombre hemos sido bautizados. La señal
de la cruz nos la recuerda, y el sacerdote, en el altar, la invoca para
terminar todas sus oraciones. En su nombre somos absueltos en el tribunal de la
penitencia, y en su nombre, se renueva todos los días, en nuestros altares, el
sacrificio del Calvario.
La Santísima Trinidad es, además,
prenda de nuestra felicidad eterna: Dios mismo será nuestra recompensa si hemos
guardado su ley.
Santo, Santo, Santo, es el Señor,
Dios de los ejércitos. Llenos están los cielos y la tierra de su gloria.
Os adoro, Dios tres veces santo,
Padre, que nos habéis creado, Hijo que nos habéis, redimido con vuestra sanare,
Espíritu Santo, que nos santificáis con las gracias que nos concedéis todos los
días. Haced que guarde en mi alma vuestra semejanza o imagen, a fin de que, un
día, me reconozcáis y reine con vos en la eternidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo.
Así sea.
Así sea.
(Texto de una estampa religiosa de
finales del siglo XIX)
Adoración
al Padre eterno.
Padrenuestro, un Avemría y un Gloria.
Padrenuestro, un Avemría y un Gloria.
Oración. Os adoro,
oh Padre eterno, con toda la corte celestial, por mi Dios y Señor, y os doy
infinitas gracias en nombre de la santísima Virgen, vuestra Hija muy amada, por
todos los dones y privilegios con que la adornasteis, especialmente por aquel
poder con que la enaltecisteis en su gloriosa Asunción á los cielos.
***
Adoración
al eterno Hijo.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Oración: Os adoro,
oh eterno Hijo, con toda la corte celestial por mi Dios, Señor y Redentor, y os
rindo gracias infinitas en nombre de la santísima Virgen, vuestra muy amada
Madre, por todos los dones y privilegios con que la adornasteis, especialmente
por aquella suma sabiduría con que la ilustrasteis en su gloriosa Asunción al
cielo.
***
Adoración
al Espíritu Santo.
Padre nuestro, Avemaría y Gloria.
Padre nuestro, Avemaría y Gloria.
Oración. Os adoro, Espíritu Santo paráclito, por mi Dios y Señor, y os doy infinitas gracias con toda la corte celestial en nombre de la santísima Virgen, vuestra amantísima Esposa por todos los dones y privilegios con que la adornasteis, especialmente por aquella perfectísima y divina caridad con que inflamasteis su santísimo y purísimo corazón en el acto de su gloriosisima Asunción al cielo; y humildemente os suplico en nombre de vuestra inmaculada Esposa, me otorguéis la gracia de perdonarme todos los gravísimos pecados que he cometido desde el primer instante en que pude pecar; hasta el presente, de los cuales me duelo infinitamente, con propósito de morir antes que volver mas a ofender a vuestra divina Majestad; y por los altísimos méritos y eficacísima proteccion de vuestra amantísima Esposa os suplico me concedais á mí y a N. el preciosísimo don de vuestra gracia y divino amor, otorgándome aquellas luces y particulares auxilios con los cuales vuestra eterna Providencia ha predeterminado salvarme, y conducirme a sí.
* * *
Oración
a la Santísima Virgen.
Os
reconozco y os venero, oh Virgen santísima, Reina de los cielos, Señora y
Patrona del universo, como a Hija del eterno Padre, Madre de su dilectísimo
Hijo, y Esposa amantísima del Espíritu Santo; y postrado a los pies de vuestra
gran Majestad con la mayor humildad os suplico por aquella divina caridad; de
que fuisteis sumamente llena en vuestra Asunción al cielo, que me hagáis la
singular gracia y misericordia de ponerme bajo vuestra segurísima y fidelísima
protección, y de recibirme en el número de aquellos felicísimos y afortunados siervos
que lleváis esculpidos en vuestro virginal pecho. Dignaos, oh Madre y Señora
mía clementísima, aceptar mi miserable corazón, mi memoria, mi voluntad, y
demás potencias y sentidos míos interiores y exteriores; aceptad mis ojos, mis
oídos, mi boca, mis manos y mis pies, tomalos conforme al beneplácito de
vuestro Hijo, a fin de que con todos sus movimientos tenga intención de
tributaros gloria infinita. Y por aquella sabiduría con que os iluminó vuestro
amantísimo Hijo, os ruego y suplico me alcancéis luz y claridad para conocerme
bien a mí mismo, mi nada, y particularmente mis pecados, para odiarlos y
detestarlos siempre, y alcanzadme además luz para conocer las asechanzas del
enemigo infernal y sus combates ocultos y manifiestos. Especialmente, piadosísima
Madre mía, os suplico la gracia… (mencionar).
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