viernes, 7 de diciembre de 2018

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA

             VIRGEN MARÍA MADRE DE DIOS:

                  Y DE TODA LA HUMANIDAD 



                                    
                              




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8 DE DICIEMBRE - Día de la Inmaculada Concepción
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La Virgen María, hija de San Joaquín y Santa Ana, fue concebida sin la mancha del pecado original, como divino don a quien estaba predestinada a ser la Madre de Jesús.
Cuando hablamos de concepción, hablamos del instante mismo en que comienza la vida humana, el preciso momento en que empieza a existir una persona en el seno materno. A partir de esta primera definición, seguramente muchos pensarán que la celebración de la Inmaculada Concepción se refiere al instante en que comenzó la vida de Jesús. Pero no es así. Cuando hablamos de la Inmaculada Concepción nos referimos al instante en el que María comenzó a existir en el vientre de su madre Santa Ana. Según la doctrina de la Iglesia Católica, Santa María quedó preservada de toda culpa, pues desde el primer instante en que fue constituida como persona, lo fue inmune de toda mancha de pecado, al igual que luego su hijo Jesús.
Esto implica la ausencia total de pecado por siempre en su alma, y su plenitud de santidad por estar llena de gracia. Por ello es que oramos: “Dios te salve María, llena eres de gracia”, y en el mismo sentido se refieren los cánticos a Jesús que dicen "...que nació en un portal, de la Virgen concebida sin pecado original". La "Purísima Concepción" es un altísimo privilegio, un don concedido sólo a la Virgen, quien había sido predestinada para ser la Madre de Dios.
El 8 de diciembre de 1854, por medio de la Bula Ineffabilis Deus, el Papa Pío IX declaró el Dogma de la Inmaculada Concepción de María: “Declaramos, proclamamos y definimos que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente y en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano. Esta doctrina está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles.”
Es dogma de fe que el pecado original se transmite a todos los hombres por generación natural, de tal modo que todos son concebidos en pecado. Pero María fue el primer ser humano desde Adán y Eva que nació sin esta mancha. En consecuencia, había en Ella ausencia total de inclinación al mal, y por ende hay que negar en María aún la menor imperfección moral: siempre tuvo la perfecta subordinación a Dios, sus juicios fueron siempre rectos y su voluntad estuvo siempre orientada al bien verdadero, ya que tenía un altísimo grado de gracia y de caridad, que inclina con tanta fuerza el alma hacia el amor de Dios, que la aparta del pecado.
Una vez más, encontramos en un aspecto de la vida y naturaleza de la Virgen María, un ejemplo al que tomar de modelo a imitar en nuestra propia vida.
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Oración: 
Oh Dios, que por la Concepción Inmaculada de la Virgen María preparaste a tu hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de tu Hijo la preservaste de todo pecado, concédenos por su intercesión llegar a ti limpios de todas nuestras culpas. Por nuestro Señor Jesucristo.



La más bella entre todas las mujeres

8 de Diciembre - Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María.
Nadie mejor que Ella, la Virgen Madre del Redentor, nos puede ayudar a disponernos interiormente para el nacimiento de su divino Hijo.
Recuerdo que, cuando era niño, escuché de los labios de mi madre una oración bellísima, que siempre me ha fascinado: “Bendita sea tu pureza/ y eternamente lo sea,/ pues todo un Dios se recrea/ en tan graciosa belleza./ A ti, celestial Princesa,/ amada Virgen María,/ te ofrezco en este día/ alma, vida y corazón./ Mírame con compasión,/ y no me dejes, Madre mía./ Amén”. En esta sencilla plegaria, al igual que en el Avemaría, se encuentra condensada la fe del pueblo cristiano que reza a María, su Madre, invocándola con el singular título de “Inmaculada”.
La Iglesia Católica, casi desde sus inicios, consideró a la Virgen María como purísima y sin ninguna mancha de pecado original. Muchos Santos Padres y teólogos habían defendido la pureza intacta de María, como, por ejemplo, san Gregorio Nazianceno, Orígenes, Tertuliano, san Basilio de Cesarea, san Cirilo de Alejandría, san Efrén de Siria, san Ambrosio y san Agustín. Pero, curiosamente, el dogma de la Inmaculada Concepción no fue definido sino hasta el año 1854 por el Papa Pío IX, de feliz memoria. En la bula “Ineffabilis Deus” proclamaba solemnemente que “la Bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de pecado original desde el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano”. Son las palabras textuales de la declaración de este dogma de fe.
El Evangelio de la fiesta de hoy nos presenta el pasaje de la Escritura en el que la Iglesia ha visto de forma clara, pero implícita, la afirmación de este dogma mariano. “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” son las palabras que el ángel dirige a María, al entrar a su presencia, para comunicarle el mensaje que le traía de parte de Dios. Esta definición, “llena de gracia”, le viene aplicada a María en un sentido pleno y total. Ella es la “toda hermosa”, la “tota Pulcra”, como siempre la han llamado todos los cristianos desde tiempo inmemorial y como canta la Iglesia en las vísperas de esta festividad.
La palabra “gracia” –del griego, “charis”–puede significar “favor, perdón, amnistía” –como cuando decimos que un condenado a muerte ha obtenido la gracia–. Pero significa también “belleza, encanto, fascinación”. Y éste es el sentido que se aplica aquí a María. Ella es la más bella de todas las creaturas; pero no nos referimos sólo a una belleza física, sino sobre todo espiritual: la belleza de su alma por sus virtudes, por su santidad, por la elección divina; porque ha sido totalmente preservada de la mancha del pecado; en una palabra, porque en Ella, en su vientre, alma y corazón, reside el mismo Dios. Ella es “llena de gracia” porque es toda pura y porque Dios la ha elegido para ser la Madre de su Hijo. Ella es “graciosa” porque ha sido “agraciada” de parte de Dios. Ella es, en efecto, “la más hermosa de entre todas las mujeres, la amada del Señor, en quien no hay ninguna tacha” –como canta poéticamente el Cantar de los Cantares–.
Fedor Dostojevskji decía que “el mundo será salvado por la belleza”. Y tenía razón. Pero por esta belleza espiritual que resplandece en el alma de María; por la belleza sin igual de sus virtudes, de su santidad, de su pureza virginal y de su condición de Virgen y Madre Inmaculada.
Ojalá que también nosotros, todos los cristianos, imitemos a nuestra Madre del cielo en su pureza de cuerpo y alma. ¡Son tan hermosas las almas puras! Ojalá los jóvenes y las jovencitas entendieran que la verdadera belleza, la que nunca acaba y la que siempre perdura no es la belleza caduca y engañosa que se exhibe en las formas del cuerpo, sino la belleza limpia del alma santa, la inocencia de la virtud y la pureza del corazón. Pidamos hoy a María Santísima, nuestra Reina y Madre Inmaculada, que nos haga cada día un poco más semejantes a Ella.
Autor: P. Sergio Córdoba LC | Fuente: Catholic.net

CONTEMPLACIÓN:
Amada Madre, el enemigo no solo ataca a mi persona, el sabe que con valentía y esfuerzo
continuare hasta que el Padre quiera, se metieron en mi computadora y por ahora no puedo usar las herramientas para mis trabajos.
Se que tu lo sabes y comprendes de mis días de lucha; el demonio no puede contra Tu poder tarde o temprano sera derrotado por el poder que el Padre te ha dado, para esa misión, como Señora vestida de sol.
Tomada de tu mano estoy porque mi misión es: oración y penitencia.
Quería como tantos años estar mañana en Lujan, el año pasado fue el cólico renal no pude, este año tampoco podre, antes teníamos canales de T.V que trasmitían la fiesta; pero por desgracia tenemos por ahora en esta Nación al paganismo imperante al que no le importa,al contrario presentan programas que ofenden a Dios.
Madre de la esperanza el deseo de tus hijos es que tu Inmaculada Concepción esta vez sea para presentarnos a tu Hijo el Señor, en el nuevo cielo y la nueva tierra prometida.
Amén 
Perla

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